Belén Delgado

Plaza Mayor

Belén Delgado


El grito del silencio

25/09/2022

Hace unos días entrevistaban en un programa de la radio pública a Eudald Carbonell, uno de los codirectores de los yacimientos de Atapuerca. A la gente le hace gracia su aspecto de 'Indiana Jones' de guardia, con su salacot, su traje Coronel Tapioca y sus botas de campo, perfectamente uniformado para salir a protagonizar la 'última cruzada' o 'en busca del arca (en su caso cráneo) perdida'. Pero tras su discurso científico destila siempre 'pepitas' filosóficas de largo alcance, supongo que propias de quien ha ayudado a estirar la historia de la humanidad unos cuantos cientos de miles de años hacia atrás. Y en esa entrevista, envuelta en la arena de las frases amasadas, soltó una de esas ideas que relucen más allá de las ondas: «Estamos llegando a un cuello de botella en la historia de la humanidad».

Sin catastrofismos vino a decir que hay demasiados indicadores climáticos y geopolíticos que invitan a pensar en un tiempo que se acaba. No habló de extinción, sino de algo que aún no sabemos qué es. Pero que será profundo.

Está claro que esa idea de las crisis cíclicas, sobre todo las económicas, que se superaban e incluso permitían despejar el horizonte para seguir creciendo y devorando planeta, ya no valen. Carbonell se mostró muy crítico con el discurso de la globalización, ese que nos vendieron como la 'autopista' que permitiría que las conquistas y derechos llegarían más cerca y más pronto a todo el globo terráqueo. Solo ha servido para acabar con la diversidad y que todos parezcamos iguales en todas partes.

Enlazo el respeto al discurso de Eudald con el de Joaquín Araujo, otro sabio que comprueba sobre el terreno los estragos de ese cuello de botella. En su finca extremeña lleva plantados más de 26.000 árboles con sus propias manos. Era capaz de diferenciar el canto de docenas de pájaros solo con escuchar un trino. Ahora ya no puede. No es que se haya quedado sordo. No. «Lo más desgarrador y apabullante es el incremento del silencio en la naturaleza», dijo hace poco. Cuando intuyen una catástrofe (fuego, terremotos...), los animales son los primeros en huir.

Más nos valdría escuchar de una vez este grito de silencio que emite la naturaleza, antes de que nos estrangule ese cuello de botella. Lo que pinta es negro oscuro.