Azucena Santillán ha realizado un trabajo dentro del máster del CSIC sobre pandemia, salud global y covid, que publicará próximamente, en el que analiza el impacto que han tenido las medidas que se tomaron contra la covid-19 en la población infantil, de 0 a 12 años. Analizando toda la literatura científica al respecto ha intentado reflejar cómo afectó a los niños el cierre de las escuelas y de los espacios de ocio (parques infantiles), el uso de la mascarilla y la distancia social y el estado en el que quedó su salud emocional.

«Se ha visto, por ejemplo, que el cierre de las escuelas infantiles ha supuesto un retraso en la formación, sobre todo de los más pequeños y aumentó la inequidad de género con respecto a las madres porque fueron ellas las que mayoritariamente se ocuparon del cuidado de los hijos, muchas veces compaginándolo con el teletrabajo», indicó.

Por otro lado, recoge que la apertura de los colegios -«que estuvo tan demonizada»- no tuvo tanto impacto como se pensaba en la incidencia general de la enfermedad: «En los sitios donde se midió no se vio que las cifras de contagio se dispararan. En general se vio que no supuso ninguna descompensación general en la pandemia».