Héctor Jiménez

Ni confirmo ni desmiento

Héctor Jiménez


Lo de la basura

04/11/2022

Al que tiene que viajar con frecuencia a Logroño le importa el injustificable retraso de la A-12. Al empresario que va y viene semanalmente a Madrid le interesa que haya un AVE lo más rápido y barato posible. A los muy cafeteros les preocupa el futuro de los consorcios, los ránkings en materia investigadora de la UBU o el escandaloso abandono del Museo de Burgos. Pero todos, absolutamente todos, generamos y tiramos basura. Y, en general, somos gente a la que le gusta que su ciudad esté decente.

De ahí la tensión que siempre genera, en cualquier Corporación, la gestión de la limpieza viaria y la recogida de residuos. En Burgos, tras demasiados años de mirar para otro lado, por fin el Ayuntamiento logró desatascar el nuevo contrato y con él ha venido una nueva empresa, obligada a cambiar contenedores y papeleras y a ofrecer un mejor servicio que el vergonzoso de los últimos años. 

Para algo cobra un pastizal que supone el mayor contrato anual del Consistorio, y sin embargo su entrada en funcionamiento está rodeada de polémica. No es nada extraordinario, ocurre en todos lados. Lo que se iba a hacer en tres meses se convierte en seis, luego pasa a nueve. El relevo en la organización no está tan coordinado como debería, hay zonas que están más sucias que antes, los contenedores aún viejos han pasado de dar pena a provocar indignación e influyen también las percepciones subjetivas.

Cuando uno se fija aparecen las bolsitas de plástico. Las hojas secas. Las pintadas. Los chicles. Los restos de botellón. El contenedor de debajo de mi casa que rebosa y que es un escándalo porque habrase visto porque esto antes no era así y porque menudo desastre.

Sucede que el contrato de limpieza y basuras está, literalmente, a pie de calle y que todo el mundo puede juzgar el funcionamiento de un servicio tan esencial. Cada uno lo hará desde su prisma, y todos tendrán razón.

El peligro para esta Corporación es que se está metiendo en semejante reto a solo seis meses de ir a votar, y que la gente tiene memoria. Muy selectiva, pero memoria. Los experimentos de cambiar costumbres y pedirnos ahora que reciclemos lo orgánico, cuando durante años nos vacilaron con unos contenedores 'fake' que no hacían la función prometida, pueden salir rana. Yo simplemente lo advierto.