Aunque cada vez quedan menos y la inmensa mayoría se encuentra en desuso, los palomares son seña de identidad en numerosos pueblos de la Ribera del Duero. Entre ellos, Baños de Valdearados. Precisamente este elemento ha servido de inspiración a los arquitectos que han ganado el concurso que convocó el Ayuntamiento para elegir el mejor diseño de sus futuras piscinas de verano. Sergio Alonso y Ariadna Gutiérrez, de Noro Estudio, se han fijado en un palomar en concreto: el situado en el lado oeste de la parcela donde está previsto que se construya esta nueva dotación, en el camino de las Fuentes. En su visita al municipio, a ambos les llamó la atención que dentro de esta pequeña construcción de adobe ha nacido un árbol, que crece protegido y goza de la buena iluminación del sur. Cerca de él, relatan, un muro de piedra contiene las tierras del montículo y delimita la parcela separándola del camino. Para los arquitectos, este palomar «se yergue elegante y bello sobre el terreno, gozando de vistas privilegiadas y consonancia en tonos, material y posición con su paisaje». Así que consideran que el nuevo edificio de las piscinas debe actuar del mismo modo. Es decir, apuestan por conjugar la arquitectura moderna con lo autóctono y enfatizar la belleza del entorno sin que le reste protagonismo. «Es un balcón al paisaje», remarca Gutiérrez.
En este sentido, desde Noro Estudio añaden que el futuro complejo debe «respetar las líneas naturales del terreno». Que sea algo propio del lugar, como si hubiera estado allí siempre, de forma que «la gente lo sienta como suyo y que no les parezca raro, como si los arquitectos fueran a lucirse», apunta Alonso, mientras enfatiza que con este diseño han centrado sus esfuerzos en lograr un edificio que preserve los vínculos.
Pero no sólo eso. Gutiérrez y Alonso decidieron presentarse al concurso que convocó el Ayuntamiento de Baños de Valdearados para poner su granito de arena en los municipios más pequeños porque «tienen los mismos derechos» y porque, como aseguran, el medio rural también es un sitio idóneo «para disfrutar de la buena arquitectura». A su juicio, trabajar en un buen diseño aporta un valor añadido y, además de ser apreciado por sus habitantes, «puede actuar como polo de atracción» y que otras localidades se fijen en ello. «Estamos convencidos de que si el edificio atrae, recibirá más visitas».
Una plaza de acceso. En cuanto a la distribución de los espacios, el proyecto ganador contempla la creación de una plaza de acceso que proporcionará un lugar de recreo y encuentro nuevo en Baños. De ahí se accederá al edificio principal de las piscinas, cuya entrada se sitúa por la calle Bodega-camino Guanvieja, «con vistas predominantes al valle». Los accesos se establecen en orientación norte para dejar la zona de piscina y zona verde en orientación sur. De este modo, los vasos no tendrán sombras arrojadas. Al igual que el palomar, la construcción se sitúa en la parte alta del terreno. El edificio se plantea como un muro de piedra de mampostería, propia de la zona, y con una cubierta plana vegetal. «Un diseño bioclimático que aproveche al máximo los recursos naturales disponibles. Una innovación con mirada en la tradición», según recoge el diseño. Ahora bien, la construcción de las piscinas supone un proyecto a largo plazo que ha dado su primer paso con este concurso y que tendría un presupuesto inicial de 993.531 euros.
A ello se suma un bar, que se situará entre las piscinas y las futuras pistas deportivas. Dispondrá de terraza exterior y se le ha dotado de una zona de escenario para albergar actuaciones musicales o teatrales. Como la parcela tiene forma triangular, los arquitectos han optado por situar el futuro parque infantil en el punto más cercano al pueblo para que los pequeños disfruten sin alejarse del pueblo.