El alirón de las pequeñas voces

ALMUDENA SANZ
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El primer encuentro de coros infantiles, juveniles y escolares Burgosencanto reúne a 180 niños de 7 formaciones y busca recuperar el pulso de esta actividad apagada por la pandemia

Cantan Pueri Cantores (foto), Orfeón y Schola Infantil, Escuela Alonso Bernaola de Medina y los colegios capitalinos Vadillos y Antonio Machado y el lermeño Pons Sorolla. - Foto: Ángel Ayala

El canto juega un partido difícil. Las maquinitas y el balón de fútbol siempre han sido una competencia dura, a la que, mal que bien, habían conseguido batir. Pero sin opciones se quedaron cuando enfrente se situó la pandemia. La rendición fue la única opción. Durante estos dos últimos cursos, la práctica coral desapareció de los colegios. Solo este ha empezado a recuperar el pulso, aún con un latido débil, pero animoso. Y más ante la fiesta para cantantes y profesores que se presume el primer encuentro de coros infantiles, juveniles y escolares Burgosencanto, que se celebra desde hoy y hasta el domingo en la ciudad. 

Alrededor de 180 niños de siete formaciones de la capital y provincia con sus respectivos profesores de música se reúnen este fin de semana para perfeccionar técnicas, compartir inquietudes y desvelos y trabajar y cantar todos juntos en unas jornadas de formación e interpretación que vivirán su momento estrella el domingo en un concierto en la nave central de la Catedral (18 horas, invitaciones agotadas). Toda la información en www.burgosencanto.com

Pueri Cantores, Orfeón Infantil, Schola Cantorum Infantil, Escuela Municipal Carmelo Alonso Bernaola de Medina de Pomar y coros de los colegios Vadillos y Antonio Machado de Burgos y Pons Sorolla de Lerma se convertirán en una única masa para brindar un programa que culminará con el cuento musical La vida de los sueños, del director artístico del proyecto, Josu Elberdin Badiola. 

«Ahora mismo que estamos saliendo de la pandemia, el poder volver a hacer cosas juntos es sanador y es muy importante a todos los niveles, no solo musical, también anímico y social. Los profesores llevan unos meses preparando las canciones que vamos a desarrollar y los niños van a descubrir cómo suena en conjunto todo lo que han preparado y verán que lo pueden compartir con otros niños y conmigo todos estos días», explica Elberdin, que exporta a orillas del Arlanzón la iniciativa Ourencanto, que se celebra en Orense desde hace unos años. 

La intención, prosigue, es hacer que vaya más allá de una experiencia musical y tornarla en un encuentro social. «Muchos será la primera vez que se pueden subir a un escenario y para otros será fantástico juntarse hasta 200 niños, y siempre rodeados de todas las bondades que ofrece la música, de conocimiento, concentración, disciplina, trabajo...», ahonda con el deseo de que cuando el domingo todos se vayan a casa cansados «sigan teniendo ganas de compartir y descubrir nuevos mundos gracias a la música». Si es así, objetivo conseguido. 

Para Alberto Triviño, representante de la Asociación de Profesores de Educación Musical en Enseñanza Primaria, la meta ya está alcanzada con la realización de esta actividad, que se planeó tras un curso en 2018 con Elberdin en el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa (CFIE), la otra pata del evento, con Junta, Fundación Cajacírculo y Cabildo. 

La pandemia llegó y rompió su hoja de ruta. Hasta ahora. Triviño observa esta iniciativa como fundamental por lo que supone de recuperación del pulso coral que la pandemia había dejado sin latido en los colegios. 

«Ha habido un corte de raíz. Prácticamente, ha habido dos cursos enteros que se perdieron la posibilidad de cantar en un coro, porque ya han dejado el colegio, y, además, esos más mayores son los que te sujetan el coro porque ya llevan varios cursos de experiencia. La música es una de las cosas que más afectada se ha visto», resalta y advierte que es una práctica con un porrón de bondades: «Trabajo en equipo, gusto por lo bien hecho, ejercicio de la memoria, conoces a niños que comparten tu misma afición, te sientes útil dentro de un grupo, adquieres disciplina...». 

Burgosencanto, impulsada por David Ureta, director de Vadillos, da su primera nota, pero nace con animo de sumar más.