Trabajadoras de la residencia de Soncillo evitan el cierre

A.C. / Soncillo
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Esther Rodríguez, Virginia Arroyo e Isabel Cires, con más de una década de experiencia en el geriátrico, se volcarán en lograr nuevos residentes hasta cubrir las 6 vacantes actuales y completar sus 24 plazas

De izquierda a derecha, Isabel Cires, Virginia Arroyo y Esther Rodríguez, las tres emprendedoras que se harán cargo de la residencia que ocupa un caserón de 1893. - Foto: A.C.

Esther Rodríguez, Virginia Arroyo e Isabel Cires, tres valientes gerocultoras con una larga experiencia laboral en el centro, han decidido tomar las riendas de la residencia de Soncillo y fundar la sociedad limitada Residencial Virgen del Campo. El patronato de la Fundación Virgen del Campo, responsable de la gestión, aprobó hace unos días el convenio de cinco años prorrogables por otros cinco con el que confiará la residencia a estas profesionales sin cobrarles canon alguno, como ha venido haciendo con anteriores gestores.

Hace tres meses la incertidumbre y los temores de cierre se apoderaron de las 11 trabajadoras de la residencia de Soncillo y de sus entonces 16 residentes y familiares. La empresa Unan Soncillo, que la gestiona desde 2017 y que estrenó propietarios en agosto de 2021, anunciaba su renuncia al contrato alegando falta de viabilidad económica. Ya en preconcurso de acreedores y con deudas con la Seguridad Social, entre otros, Unan Soncillo daba tres meses de plazo para ceder el testigo a un nuevo responsable o el centro cerraría.

En el pleno del 1 de marzo en el que se debatió esta situación, el alcalde rechazó la propuesta del PPde poner al Ayuntamiento al frente del geriátrico y convertirlo en un centro de gestión pública. Ya entonces había propuesto a las trabajadoras hacerse con la residencia y confiaba en ellas o en una nueva empresa externa. Las tres emprendedoras han decidido firmar un cheque en blanco y aún sin conocer el detalle del balance de ingresos y gastos de la residencia, inaugurada en 2007, confían en sacarla adelante.

Nuevo jardín. El equipo de gobierno ha reservado en el presupuesto municipal de 2022 una partida de 20.000 euros destinada a apoyar el «el mantenimiento y gastos generales del centro», como explica el alcalde, Juan Carlos Díaz, quien avanza que «el traspaso de fondos municipales a la fundación y de ella a la empresa gestora de la residencia se va a agilizar». Asimismo, el alcalde se compromete a acondicionar entre este año y el que viene el terreno de la fachada trasera con sendas, zona ajardinada y una pérgola y crear así un lugar de esparcimiento.

Ahora son 18 los residentes que viven en el geriátrico y sus futuras gestoras, que tomarán posesión el día 16, lamentan como «por la falta de empatía de los gerentes con abuelos y familiares», dos se fueron del centro en los últimos meses. Por ello, el objetivo principal que se han marcado las tres nuevas empresarias es cubrir cuanto antes las seis plazas vacantes acudiendo a los hospitales de Burgos y Vizcaya, así como a los centros de Acción Social y los ayuntamientos del entorno, además de dar un trato personalizado a las familias.

Esther Rodríguez, de Santa Gadea, acumula 24 años de experiencia en la residencia, fundada hace 25. Por ello, tiene  las cosas claras, como sus compañeras, de Santelices de Valdeporres y de Cilleruelo de Bezana y con más de una década de trabajo en Virgen del Campo. Arraigadas a su tierra y a su profesión, esperan lograr la confianza de sus vecinos para los que estarán «siempre disponibles y localizables». «Sabemos que vamos a trabajar más, pero no nos importa porque será con ganas e ilusión», afirma Isabel Cires.

La residencia es un pequeño «hotel familiar» con precios muy económicos que oscilan entre 1.175 euros mensuales y 1.375, en función del grado de dependencia. Cuentan con fisioterapeuta, pero no les resulta fácil encontrar profesionales, reconocen las tres emprendedoras que van a contratar este mes a Brenda, una joven de Arija que ahora realiza prácticas en la residencia y asegura que le gusta mucho su trabajo. Estrenaron directora titulada hace un mes y medio y seguirán confiando en ella. Pero no acaban de cubrir la plaza de Enfermería, ofertada en el Ecyl, aunque consideran que el personal del Centro de Salud cubre las necesidades de sus mayores.