La musa de Santos de Alcoba se llama Angelines. Su hijo quiso sorprenderla en su 90 cumpleaños con la interpretación en directo de su bolero favorito. Paco Berciano, el gurú de los vinos, quería hacerle este regalo a su madre y tiró de amigos. Pidió a Simoneta (Alfonso Gutiérrez y Diana Bartolomé) y a Miguel Ángel Azofra que se juntaran para tocar y cantar Angelitos negros, de Antonio Machín. Los músicos se conocían, claro, pero no habían coincidido nunca en escena. El día que se encontraron para los ensayos salió todo tan rodado, tan natural, tan bien que a ese tema se unieron otros. Su actuación en la fiesta dejó encantadas a todas las partes (y a muchos más). El runrún del éxito acompañó a los artistas, les daba pena que algo tan bonito se quedara en flor de un día. Se lanzaron y con este proyecto dieron conciertos en marcos mágicos de la provincia y en petit comité en el Carabás y La Figa. Ahora toca el debut oficial en la ciudad.
La cita la han marcado para mañana, martes 14, en el Salón de la Fundación Círculo de Gamonal (19 horas, 5 euros, venta en Plaza España, 3, de lunes a viernes de 9 a 14 h., y en Plaza Nueva, 3, lunes y miércoles de 12 a 13 h. y martes, jueves y viernes de 10 a 13 h., y también los lunes de 17 a 19 h. y martes de 16.30 a 18 h.).
«La gente siempre sale encantada porque hacemos canciones que todo el mundo conoce. Las personas mayores las han escuchado en su juventud y las jóvenes se las han oído a sus padres o abuelos. Es un repertorio muy agradecido», resume Bartolomé, que pone la voz a boleros que apuntalan la banda sonora de varias generaciones acompañada por la guitarra de Azofra y un sencillo kit de percusión de Gutiérrez.
Uno a uno hilan Toda una vida, Historia de un amor, Algo contigo, Manha, Chan Chan, Aquellos ojos verdes y ese Angelitos negros con el que empezó todo y del que han tomado el nombre (pintor de santos de alcoba, si tienes alma en el cuerpo, por qué al pintar en tus cuadros, te olvidaste de los negros). A este repertorio suman Lucía, la archiconocida canción de Serrat, la no menos aplaudida Lágrimas negras, de El Cigala y Bebo Valdés, la melancólica Se dejaba llevar, de Antonio Vega, o la más alegre Volando voy, de Kiko Veneno.
Basta solo recordarlas para que se ilumine la mirada de estos músicos. Cuentan que no es lo mismo escucharlas que pararse en sus melodías y en sus letras, que, convienen, son de 'ay, mamá'. Por algo ya han pasado a la historia de la música.
Su plan es que no hay plan. Quieren que esta propuesta se siga escribiendo con las mismas espontaneidad y libertad con las que surgió. «Empezó sin ninguna pretensión y así continúa. No nos ponemos metas. Por todo lo agradable que ha sido encontrarnos y habernos entendido tan bien musicalmente, pese a venir de sitios muy diferentes, queremos mantenerlo, pero sin presiones», se sinceran Gutiérrez y Bartolomé y ya colorean dos fechas en su agenda: 27 de abril, en la Biblioteca Pública, y 29 de abril, en Fuente Bermeja, con el programa Culturapia de Fundación Caja de Burgos.
Llevado por su bonita melodía, Santos de Alcoba solo desea que este recital emocione al público tanto como lo hizo a su musa aquella tarde de septiembre, solo anhelan volver a escuchar ese cálido ohhhh tras la presentación de cada bolero.