¡Que viene el lobo al cole!

P.C.P.
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Los lobos de Alicia de la Iglesia, desde las Loras, y de Luis Miguel Ramos y su residencia canina, entran por primera vez en una clase de Burgos y salen comiendo de la mano de los alumnos del Aurelio Gómez Escolar

Luis Miguel se coloca un grano de pienso en su boca, no más grande que uno de café, y la acerca a la de Odín. No hace falta que redoblen los tambores para que en la clase se haga el más absoluto silencio. Hasta el punto de escucharse perfectamente el entrechocar de dientes de ambos.Durante unos segundos, los niños se mantienen en tensión, replegados sobre sus pupitres, hasta que el animal se aparta y el aula se funde en un respiro de alivio colectivo.   

No será esta la única vez que los alumnos de 5 de Primaria delAurelio Gómez Escolar contengan el aliento al tiempo que abren desmesuradamente los ojos. Por ejemplo, cuando descubren los impresionantes colmillos de sus inesperados compañeros de clase o conocen cómo una de ellas, Ela, volvió a la vida tras nacer prácticamente muerta.

Las sensaciones se suceden atropelladamente y los muchachos pasan del miedo a la ternura sin apenas transición ni tampoco extrañeza en los poco más de 90 minutos que dura esta clase con lobos, una experiencia que no van a olvidar en mucho tiempo y de la que salen sin perjuicios y con una misión. «Sois los encargados de demostrar al mundo que estos animales no atacan si no son atacados», les pide Luis Miguel Ramos.

Los 24 alumnos de quinto de Primaria del Aurelio Gómez Escolar vivieron una experiencia inolvidable al compartir unas horas de clase con lobos.Los 24 alumnos de quinto de Primaria del Aurelio Gómez Escolar vivieron una experiencia inolvidable al compartir unas horas de clase con lobos. - Foto: Alberto Rodrigo

El dueño de la Residencia Canina Ramos, también profesor en el Padre Aramburu, realiza muchas actividades con sus lobos, originarios de los Cárpatos, «cerca de donde está ahora la guerra», explica a los niños, porque el ibérico está prohibido en cautividad. Junto con la bióloga Alicia de la Iglesia, afincada con su empresa en el Geoparque de las Loras, se han empeñado no solo en difundir el legado de Félix Rodríguez de la Fuente sino en introducirlo en las aulas. La empresa Loras yCañones realiza todo tipo de talleres y rutas, que pueden terminar incluso con un baño en una cascada, humano y lobo dentro del agua, por ejemplo, el próximo 18 de marzo guiará un paseo con estos animales en Poza de la Sal, pero su reto está ahora en entrar en los colegios de la provincia.

«Hoy sois unos privilegiados», les anuncian a los alumnos. «Hasta ahora hemos ido por toda España pero es la primera clase de Burgos en la que estamos», confiesan Ramos y De la Iglesia, que forman un buen tándem en el encerado.La madre de Alicia, ya jubilada, fue profesora en el colegio de la barriada SanJuan Bautista y ha servido de intermediaria. Hace dos semanas a los 24 alumnos les dijeron que iban a tener una «sorpresa» pero no esperaban que el lobo entrara en clase y mucho menos tener comiendo de su mano a cuatro, Odín,Isis, Lupe y Ela.

Casi tan inquietos como los niños se muestran estos mamíferos, que no paran de serpentear entre los pupitres para olisquear las mochilas. «Ahora mismo yo ya sé quién tiene el bocadillo de chorizo», comenta divertido Ramos. Ocurre igual cuando llega la hora del recreo y mientras esta clase tan especial continúa, pegan la cara al cristal un montón de chavales que han salido al patio, almuerzo en mano. Los lobos no se apartan del otro lado de la puerta, aunque para ellos la tarea acaba de empezar. 

Alumnos y profesoras alucinaron al descubrir los colmillos del lobo y sus fauces.Alumnos y profesoras alucinaron al descubrir los colmillos del lobo y sus fauces. - Foto: Alberto Rodrigo

Tras el subidón de adrenalina inicial que provoca un revuelo mayúsculo, logran rebajar la energía de los 24 niños y arrancar la clase. En lugar de música y educación física, atienden las explicaciones de Alicia con las diapositivas, que Luis Miguel va reproduciendo sobre el cuerpo del macho alfa de la manada. «Bueno, en realidad el macho alfa soy yo», comenta para generar algunas risitas. Y tras él, la hembra alfa -más risitas-, Isis, que no se le separa. 

Las contradicciones que suscita el lobo fuera de las aulas no tardan en aparecer dentro. Lucía explica que en su familia eran pastores, que sus abuelos una vez mataron un lobo, y que ahora se enfadan con ella cada vez que dice que son «monos» y que quiere ser bióloga.«Hay que entender a los abuelos de Lucía», pide Luis Miguel, porque competían en ese momento por el mismo objetivo, las ovejas. Y avisa: «Los lobos son máquinas de matar» pero «no son agresivos», como pueden comprobar los muchachos, que no paran de acariciarles cada vez que pasan ante sus mesas o entre sus piernas.

La curiosidad también le puede a más de un profesor, que se asoma a la puerta a lo largo de la clase.Por ejemplo Marina o Fran, a quienes Ramos utiliza como modelos en una demostración práctica sobre la diferencia de comportamiento de un lobo frente a un hombre y a una mujer. 

‘Preguntas, no historias’, piden los profesores del Aurelio Gómez Escolar a sus alumnos. Las hubo, muchas y muy interesantes.‘Preguntas, no historias’, piden los profesores del Aurelio Gómez Escolar a sus alumnos. Las hubo, muchas y muy interesantes. - Foto: Alberto Rodrigo

Llegado el turno de cuestiones, lluvia de manos. «Preguntas, no historias», les repite Ana, la profesora. Lucía, la futura bióloga, ataca de nuevo y después le siguen otros compañeros, que quieren saber sobre el fino oído del canis lupus, los años que viven o sus embarazos. «El año pasado, como fue muy seco e intuía que no iba a haber comida suficiente, Isis abortó, solo tienen hijos cuando saben que les van a poder sacar adelante», explica Ramos. 

En esta imagen parece ser el lobo quien pide ayuda con la mirada, asustado ante tanto cariño humano.
En esta imagen parece ser el lobo quien pide ayuda con la mirada, asustado ante tanto cariño humano. - Foto: Alberto Rodrigo

Vuelve a sonar el timbre, que en este cole es una canción elegida por los alumnos, y salen al patio todos mezclados, lobos y humanos.Todos menos Carla, que hasta que no se meten en la furgoneta Odín,Isis, Lupe y Ela no se atreve a sacar sus tortitas. A ella aún le asusta el lobo, pero al menos ya le conoce. 

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