Rodrigo Pérez Barredo

Gol fantasma

Rodrigo Pérez Barredo


En blanco y negro

16/05/2021

De nada sirve que esté la primavera en sazón, con sus verdes rabiosos, con su infinita paleta de colores tan encendida, tan exuberante. Uno lo ve hoy todo en blanco y negro. Blanco como las nubes de algodón, tan esponjosas; como los dientes de marfil de esa boca que está queriendo besar un beso; como la espuma del mar rompiendo en la orilla; como un palomar recién encalado; como la inocencia de un niño, tan pura; como la nieve. Y también negro: como una noche huérfana de luna y de estrellas; como un pozo sin fondo; como un agujero del espacio; como el azabache del bolero; como los ojos de Claudia Cardinale; como el fondo de Saturno devorando a sus hijos; como la chistera de un mago; como los ángeles de Machín. En blanco y negro, sí: como los clásicos eternos del cine, como el piano de Ray Charles, como el tablero de ajedrez, como la cara de mi amigo Mous cada vez que sonríe. Y como la equipación de un club que representa hoy el anhelo de una tierra que lleva demasiado tiempo penando en el infierno, ahíta de sinsabores, tristezas y decepciones que se han antojado sempiternas; tan larga ha sido la pesadilla, la maldición. 

Así que cómo no ver hoy la vida con los colores del Burgos CF, los que viste este grupo de futbolistas que nos ha devuelto las ganas de soñar. Habrá quienes estimen exagerado el cántico: allá ellos si no lo entienden. Pero así son las pasiones: irracionales, pero un reflejo,  un espejo, lo que somos. Y somos del Burgos, carajo. Y somos esa afición maravillosa que ayer sudó la gota gorda en tierras pacenses dejándose la voz, y en sus casas perdiendo kilos con tanto nervio. Y somos ese Juanmita que ejecutó como los grandes un penalti que nos acerca a la gloria. Y en la gloria sólo habitan los más grandes. Y para alcanzarla hay que sufrir y hacerlo, además, frente a un rival dignísimo: honor al Calahorra. 

Y somos la memoria de Juanito, de Viteri, de Requejo, de Olalde y de Angelín. Y somos la memoria de un sueño antes de que podamos ser el olvido que seremos. Y somos la Burgati, y Carlitos Gómez que nos ve desde el cielo riéndose como un niño grande, y somos las generaciones que se merecen ver a su equipo entre los mejores. Y ahora van a perdonarme, señores, que interrumpa este cuento que les estoy contando, y me vaya a celebrarlo aunque aún nos quede el último escalón. Y que no me perdone si no quiere mi compadre y hermano Roberto Peral, a quien robo uno de sus hallazgos para compartirlo con todos ustedes: me dispongo a tratar de tú a Don Benito. Al grito de ¡Aúpa el Burgos!, por supuesto. Qué hermosa esta película… En blanco y negro.