La fiebre por cambiar de trabajo llega a Burgos

G. ARCE
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La rotación, alentada por el declive demográfico y una situación cercana al pleno empleo, supera el 17% de los contratos de la media nacional y es acusada entre los jóvenes

La demanda de teletrabajo y la flexibilidad de horarios se imponen. - Foto: Óscar Solorzano

El mercado laboral burgalés empieza a hacer frente a un fenómeno histórico, novedoso y rompedor: el empresario ya no siempre elige a sus trabajadores, son estos los que deciden la empresa donde quieren trabajar (y si no les convence, buscan otra). Este cambio de paradigma se produce en un momento en el que la economía local acusa un fuerte declive demográfico, está rozado el pleno empleo [el paro cerró 2022 en el 6,24%] y el principal problema de las empresas de casi todos los sectores productivos es encontrar mano de obra cualificada (y asequible) que les permita seguir atendiendo a sus clientes y crecer.

La rotación en Burgos, el cambio de empleo, supera ampliamente el 17% de los contratos firmados cada año de la media nacional y, entre otros efectos, está llevando a las grandes corporaciones de trabajo temporal (las ETT) a especializarse en captar y, sobre todo, retener talento para sus empresas clientes y, a su vez, pulir al máximo las ofertas laborales para hacer lo más atractivas posible las vacantes.

Desde la delegaciones de Randstad y Adecco se asegura que la situación es nueva en Burgos, a buen seguro alentada por el periodo de reflexión vital y profesional que abrió la pandemia, y que no es solo una cuestión de mejores salarios, sino también de horarios de entrada y salida más flexibles, de la posibilidad de teletrabajar una parte de la jornada anual, de medidas efectivas de conciliación de la vida laboral y familiar, de una oferta de formación especializada para el puesto o de la garantía de una carrera profesional.

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