Tity Tamayo es la veterana del portal número 10 de la avenida del Cid. Llegó al edificio Feygon al casarse y en las escaleras del rellano se hizo una foto vestida de novia aquel día de 1960, poco después de inaugurarse el inmueble. Ella, el joven Tasio y otros vecinos como Guadalupe o Visitación defienden a ultranza que se conserve la esencia del bloque más alto de la ciudad de Burgos, respetando unos diseños que le hacen único y especial dentro de la arquitectura racionalista, de la que quedan muy pocos ejemplos en nuestro país.
Tasio es un joven diseñador que antes de ser uno de los inquilinos del Feygon ya recopilaba información del «rascacielos de Castilla» por tratarse de «un edificio con mucha personalidad». Cuando sus padres se pusieron a buscar casa, no dejó de insistirles en que debían formar parte de esa comunidad «por su historia, ese aire único, el emblemático portal, el hecho de ser el más alto de Burgos y por tratarse de un diseño racionalista... Te puede gustar más o menos estéticamente, pero como esto ya no queda casi nada, ni aquí ni en otras ciudades. Esa identidad brutalista que tenían ya no se conserva».
Tasio y el resto de vecinos -arropados igualmente por Santiago y Leandro, el actual y el anterior portero respectivamente- han ido reuniendo planos y fotografías antiguas del edificio para documentar su construcción, han acudido al Archivo Municipal con el propósito de conocer sus orígenes, a la filmoteca para echar un ojo al NO-DO que dio cuenta de su inauguración y han llamado también a la puerta del Colegio de Arquitectos para que respalden su solicitud de protección. «Queremos proteger el edificio, pero sobre todo el interior. Hemos escrito igualmente a la Fundación DoCoMoMo (dedicada a la documentación y difusión de la arquitectura del Movimiento Moderno) y al Ayuntamiento», subraya Tasio Ranz recordando además que «lo vintage está de moda».
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