También habrá que subirse a un escenario y habrá que sacar la guitarra para concursar, no todo va a ser follar, que cantaba Javier Krahe en su tema más popular. El artista madrileño, fallecido hace ya siete años, inspira el Certamen de Cantautores Lugoson, orquestado por el Club Clavicémbalo de Lugo, donde el músico de más fina ironía de los que han sido paraba en cada una de sus giras. La cita, que se disputará en esta sala el 17 de septiembre, ya tiene finalistas. El burgalés Daniel Guantes se encuentra entre los cinco elegidos. Se disputará la corona de laureles con el sevillano Álvaro Ruiz, el barcelonés Pepe Vacas, la madrileña Pilu Velver y la conquense Laura Moreno. Un quinteto escogido de entre 70 solicitudes. El ganador levantará la estatuilla y se embolsará 1.000 euros y el segundo tendrá su placa conmemorativa y 500 euros. El resto se llevará su diploma.
Cada uno, acompañado exclusivamente por su guitarra, defenderá en directo las tres canciones con las que se postuló. El cantautor burgalés interpretará Color sinusoidal, Mi armadura y Mamá.
La fortuna ha estado de parte de Daniel Guantes, que mandó su formulario una hora antes de que se cerrara el plazo y, ohlalá, desde una cafetería en París.
«Siempre está muy bien participar en certámenes, por darse a conocer, por exponer tu música en otras zonas y porque conoces a otros compañeros de profesión», aboceta el cantautor que, pese a que admite que sus composiciones están muy lejos de la música de Javier Krahe, sí confiesa que durante algún tiempo estuvo muy enganchado al autor de La hoguera o Cuervo ingenuo e incluso asistió a su último concierto en Valladolid.
Guantes es viejo conocido en concursos de este tono, menguados en número tras la pandemia. Ha jugado en el de casa, por supuesto, pero también en los de Elche, Viladecans, Ciudad Rodrigo, Granada, con etiqueta internacional, el del Colegio Mayor Santa María de Europa en Madrid, Cáceres... «Haces muchos vínculos», remacha y se refiere a lazos profesionales- ha colaborado como actor en el videoclip A moura, de Sheila Patricia- y de amistad.
El encuentro lucense subirá a su cuenta particular de este verano, que cuando acabe se elevará a una treintena de eventos, conciertos en solitario, con el espectáculo Música mágica, que comparte con el ilusionista Miguel Sevilla, y en bodas, para las que dibuja canciones personalizadas. Agosto está siendo de locura. Sarna con gusto... Ayer tocó en Presencio y hoy en Salas de los Infantes.
Septiembre también le sonríe. Viajará el sábado 17 a tierras gallegas, donde espera encontrar otro bolo para el domingo y completar su estancia en un lugar poco explorado por él, pero solo una noche antes se subirá al escenario del Festival Tribu. A partir de ahí, parará. «Quiero calma, viajar por Europa, componer, ver mundo, hacer calle... Yo no sé dar conciertos y escribir a la vez, necesito espacio para crear cosas nuevas», reconoce y avanza que espera publicar un próximo EP en primavera.