Beatriz Solórzano pertenece a ese 9% de progenitores que «comprueba personalmente que se cumplen las medidas de seguridad en el transporte escolar», según el estudio presentado esta semana por la Fundación Línea Directa. Pese a constituir «el primer colectivo de la seguridad vial que logra alcanzar el objetivo de ‘0 muertes’ en accidentes de tráfico», tiene una valoración muy inferior al vehículo privado, cuyo riesgo de accidentalidad es 11 veces superior.

Tras la petición de una tasa 0 de alcohol al volante para los conductores de estos vehículos, su equipamiento con sistemas de retención infantil adecuados a la edades la petición más repetida por los progenitores encuestados en este estudio (el 79%).

La queja de esta madre de Villafranca Montes de Oca no es la primera en España. El Defensor del Pueblo ha atendido en los últimos años otras similares en varias comunidades, entre ellas Castilla y León, donde también el Procurador del Común ha urgido en varias ocasiones a la administración soluciones para no poner en peligro a los escolares de menor edad.

El año pasado, a petición de Izquierda Unida tras la movilización de la plataforma ciudadana Cinco Puntos, el entonces consejero de Educación, Fernando Rey, anunció que la Junta iba a incluir entre los criterios puntuables de los pliegos para la adjudicación de los concursos del transporte escolar a partir de este curso 2020/2021 la obligación de contar con cinturones de seguridad de más de 2 puntos y sillas adecuadas.

No obstante, recordó que la normativa aplicable de transporte escolar es de carácter estatal y no exige sistemas de retención infantil ni cinturones de seguridad de más de dos puntos e, incluso, permite viajar sin cinturón si el vehículo es de antes de 2007, algo que no ocurre en Castilla y León, donde el 100% de los vehículos de transporte escolar cuenta con él.

Sin embargo, Solórzano explica que los estudios demuestran que no son «nada útiles», ni siquiera los de tres puntos, puesto que «muchas veces la zona de cinturón que pasa por delante del pecho, como no es de la talla de los niños, para que no les pase por el cuello se lo ponen por detrás del cuerpo, quedando el cinturón entre la espalda y el respaldo del asiento», detalla.