El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, especificó ayer lo que el día anterior, tras el Consejo de Gobierno extraordinario de la Junta, nadie quiso o nadie pudo detallar con respecto al arranque de la desescalada en la Comunidad. Lo hizo a primera hora en León, afirmando que «se ha decidido que el próximo lunes, día 8, a las 00.00 horas, quedan sin efecto las medidas extraordinarias que regían en Castilla y León»;es decir, el cierre del interior de la hostelería, los gimnasios y el comercio no esencial de las grandes superficies.
Unas palabras que el responsable de Presidencia, el burgalés Ángel Ibáñez, ratificó después en Salamanca, introduciendo un factor que, hasta ahora, no se había tenido nunca en cuenta al hablar de la desescalada en público:la vacunación. «En la Junta tenemos el convencimiento de que estamos en el camino correcto desde que empezamos a luchar contra la pandemia, y confiamos también en el proceso de vacunación», dijo Ibáñez, recordando que Castilla y León es la segunda autonomía de España con mayor porcentaje de población con las dos dosis inoculadas y, por lo tanto, generando anticuerpos frente a la enfermedad del coronavirus (la primera es Asturias).
Los dos consejeros, ambos del PP, dieron así por hecho algo que ni el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, ni la responsable de Sanidad, Verónica Casado, los dos del bloque de Ciudadanos en el bipartito, aseguraron en su comparecencia del día previo.
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