Miguel Calvo

El retrovisor

Miguel Calvo


¿Buen rollo?

23/03/2023

A no ser que estemos en año electoral, o precisamente por eso mismo, -la salida ayer de Carolina Blasco de las filas del PP burgalés ha sido la penúltima gota en la tormenta política-, me pregunto cuánto tiempo va a durar el acuerdo entre los principales partidos burgaleses para seguir haciendo piña en el asunto del Corredor Atlántico ferroviario. El alcalde De la Rosa, indignado con la ministra del ramo, ha apelado a la unidad política y se ha mostrado dispuesto a encabezar las movilizaciones que sean necesarias para exigir a la Comisión Europea y a los gobiernos nacional y regional que la capital y provincia no se queden descolgadas de las inversiones previstas en infraestructuras logísticas. 

Ahora que se prepara una gran manifestación desde la plataforma cívica creada en defensa del desarrollo de las infraestructuras de la provincia, con presencia de otros muchos agentes sociales y económicos, tras las últimas movidas internas en algunos grupos municipales llega el momento de comprobar lo que puede durar el consenso político, como el que vimos hace unos días con la aprobación, en pleno municipal y por asentimiento, de una proposición sobre el Corredor Atlántico, precedida de una foto de los portavoces de todos los grupos municipales.

Juntos de la mano se les vio en la casa consistorial a la catedrática Carolina Blasco, ahora un verso suelto de la política local y que hace una semana era todavía portavoz de su grupo y militante del PP; a Vicente Marañón de Cs, repudiado por sus compañeros de grupo; al alcalde De la Rosa, que promete liderar la unidad de acción en este asunto, con su compañera socialista Nuria Barrio y a Ángel Martín, de Vox y Marga Arroyo de Podemos. Recientes declaraciones de otros representantes políticos en niveles más allá de lo local, lejos de contribuir a juntar fuerzas, hacen presagiar que el buen rollo tiene fecha de caducidad o de consumo preferente.

No conservo en mi memoria ocasiones en las que de forma unívoca se hayan juntado en la calle las voces de representantes de las distintas formaciones políticas para reivindicar a otras administraciones mejores infraestructuras para Burgos. Si el buen rollo no se consigue en casa, más difícil será obtenerlo fuera. En cualquier caso, no debemos olvidar que por mucho que se proteste en Burgos, a lo que no estamos muy acostumbrados, las cosas se deciden en Bruselas, Madrid y Valladolid.