Las restricciones de aforo en los bares, el límite de los horarios y la obligatoriedad de portar mascarillas han convertido los chamizos -esos locales de jóvenes que abundan por la ciudad- en el refugio perfecto para muchas pandillas a la hora de montar fiestas alternativas a las que ofrecen los establecimientos hosteleros. Sin embargo, su apertura está terminantemente prohibida, porque su estatus es el mismo que el de una peña, a las que la Junta ha prohibido su funcionamiento en el acuerdo de agosto de este año para aprobar el Plan de Medidas de Prevención y Control para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la covid-19.
Sin embargo, algunos de estos locales que alquilan grupos de chavales -en muchas ocasiones muy numerosos- han hecho oídos sordos a esta restricción y han seguido con su actividad normal, lo cual no ha pasado desapercibido para las comunidades de vecinos donde están ubicadas. El ruido de los bajos llega hasta los pisos superiores y sus moradores han denunciado los hechos a la Policía Local, que en los últimos días ha tenido bastante trabajo en el control de estos chamizos.
De hecho, ya ha precintado tres, ubicados en la calle Abad Maluenda (entre avenida del Cid y San Francisco), calle Complutense, en la zona del campus de San Amaro, y en la calle Frías, en la zona sur. Los agentes de la Policía Local acudieron a estos chamizos alertados por las llamadas vecinales y comprobaron que se reunían en ellos más de una decena de personas, a quienes se identificó. Acto seguido los policías precintaron las puertas para que no vuelvan a abrir. En caso de hacerlo, la rotura de un precinto constituye una infracción más grave.
Al margen de estas intervenciones directas en locales abiertos, desde el Cuerpo se han puesto en contacto con los propietarios de otros chamizos en los que existía constancia de que se hallaban en funcionamiento para instarles a que ellos mismos los precintaran. Se encuentran en la calle Ávila (en la zona sur), en la plaza Antonio José (en la zona de Comuneros) y en la calle Reina Leonor (en el barrio de las Huelgas).
El último episodio, y muy desagradable por cierto, que ha tenido lugar en relación a los chamizos se produjo el domingo en la calle Alfareros. Una dotación se desplazó en la mañana de ese día para comprobar si estaba abierto y había alguien dentro. Durante el desalojo, uno de los jóvenes se encaró a los efectivos policiales, a quienes increpó. Fue detenido como presunto autor de un delito de atentado y resistencia y las diligencias serán enviadas al juzgado de guardia.
En las próximas semanas la Policía Local seguirá llevando a cabo vigilancias en locales de jóvenes con el propósito de impedir su apertura. Desde la Concejalía de Seguridad Ciudadana hacen un llamamiento a la responsabilidad y a acatar las restricciones con el fin de poner coto al avance de la pandemia.