Entraba dentro de la lógica que tras un año tan peculiar como 2020, en el que se suspendió la actividad de muchas empresas durante meses, la siniestralidad laboral se incrementase en 2021. Inquieta algo más que, por segundo año consecutivo, la provincia de Burgos esté a la cabeza de Castilla y León en accidentes en el trabajo y que liderase además la incidencia durante siete de los doce meses. Nueve personas perdieron la vida el pasado ejercicio, cuatro de ellas por caídas en altura. Los expertos en prevención de riesgos reconocen que en materia de seguridad aún hay mucho por hacer.
Según los datos facilitados por la Junta de Castilla y León, el pasado año se produjeron en Burgos 13.653 accidentes laborales de los cuales 5.222 supusieron la baja del trabajador, lo que implica en ambos casos un incremento del 20%. Crecieron los siniestros graves y los leves, pero hubo una nota positiva con los mortales al contabilizarse dos menos que el ejercicio anterior. Si en 2020 los atrapamientos por maquinaria fueron los causantes de cuatro víctimas, en 2021 las caídas desde diferentes alturas se cobraron el mismo número de fallecidos. Curiosamente, dos de estos trágicos episodios sucedieron de manera similar. En febrero, una persona perdió la vida en Amaya mientras sustituía el tejado de uralita de una nave y en agosto dos empleados de Abriga Norte que realizaban la misma actividad en Gonvarri.
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