Menor oferta de pisos por miedo a impagos y a quejas por ruido

F.L.D.
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Los pocos pisos que hay en el mercado han incrementado los precios. En general, los arrendamientos han disminuido por la incertidumbre económica

La oferta de pisos de alquiler para jóvenes es reducida y más cara que antaño. - Foto: Alberto Rodrigo

Este periódico recogía hace unas semanas las dificultades que estaban teniendo los estudiantes universitarios a la hora de encontrar alojamiento. La demanda, por diferentes motivos, supera a la oferta y los precios, por regla general, han subido cerca de un 5%. A nivel educativo (o de arrendatario, si se prefiere) esta circunstancia se explica por el incremento de los alumnos de la Universidad de Burgos y el tirón de la escuela de pilotos FlyBy. En el otro lado de la balanza están unos propietarios recelosos por la situación actual del mercado y por el miedo a impagos. Temor al que se suman las molestias que, presuponen, pueden generar unos inquilinos jóvenes al resto de vecinos. 

La oferta de pisos es menor en general. Entre los arrendadores hay miedo a que el escenario económico actual, con una subida de precios generalizada, desemboque en una situación de impago. Solo quedan dos opciones: no sacarlo al mercado o, de hacerlo, buscar personas de confianza y alquileres seguros. Los que optan por la primera aprovechan además el incremento de la demanda para subir los precios. Con esta realidad se han dado de bruces unos estudiantes acostumbrados a encontrar pisos pronto y a un coste razonable.

«No todos los propietarios están dispuestos a alquilar sus pisos a estudiantes, que de por sí son insolventes. Por ellos responden sus padres, pero suelen ser compartidos y tienen que lidiar con muchas partes. Es un mercado muy complejo que ahuyenta a algunos arrendadores», señala el gerente de la Cámara de la Propiedad de Burgos, José Muñoz Plaza, quien matiza no obstante que hay otros que «lo buscan porque poseen pisos en peor conservación o con muchas habitaciones, cuestiones que no reclaman tanto otros demandantes y que no tendrían tanta salida». 

La principal tajada que pueden sacar los caseros está precisamente en el precio. Muñoz Plaza recuerda que el hecho de que sean principalmente varios estudiantes los que alquilan permite «subir el alquiler alrededor de un 25%». Es decir, que si por regla general por arrendar una vivienda de tres habitaciones a una familia pueden sacar del orden de 500 euros, la cantidad asciende hasta los 700 porque el gasto se reparte entre más inquilinos. 

Aun así, este aparente atractivo no termina de convencer a unos propietarios a los que les pesa más los posibles quebraderos de cabeza que a veces supone alquilar el piso a personas jóvenes. Y no solo por una cuestión de impagos, sino por las molestias que pueden causar al resto de vecinos. No hay que olvidar que a veces la opción de ocio es juntarse en una casa para celebrar fiestas. «Se han incrementado las quejas por ruidos. Desde la pandemia se aguanta mucho menos y eso disuade a la hora de sacarlo a este tipo de mercado», concluye el gerente de la Cámara de Burgos.