La riqueza forestal de Burgos ya es un tesoro de 500 millones

H. JIMÉNEZ
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El cuarto Inventario Nacional confirma el crecimiento constante de los bosques de la provincia desde hace medio siglo y plantea la contrapartida de gestionar sus peligros

El cómputo oficial cifra en 340 los millones de árboles de gran tamaño, los llamados "pies mayores". - Foto: Patricia

Más de una década ha tardado en actualizarse el Inventario Forestal Nacional. La cuarta entrega del documento que llevaba esperando su renovación desde 2010 y que contiene una ingente cantidad de datos sobre los montes de toda España ha costado más de lo previsto por culpa del parón de la pandemia, pero ya ha visto la luz. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico lo denomina técnicamente IFN4. Y en lo que respecta a Burgos refleja un panorama no solo de crecimiento sino también de mejora en su calidad ambiental.

Desde el tercer inventario, elaborado entre 1997 y 2007 aunque publicado tres años después, la superficie total forestal ha pasado de 681.135 a 702.448 hectáreas. Y de ellas las arboladas, que son las de mayor importancia, crecen desde las 470.634 a las 513.445. Hablamos de un crecimiento cercano al 3% que se multiplica si tomamos como referencia el primero de los inventarios, realizado de 1966 a 1975, donde solo aparecían 296.000 hectáreas arboladas. Desde entonces el crecimiento de los bosques se cifra en casi un 75%, fruto del éxodo demográfico del medio rural al urbano y de la reducción drástica de la explotación cotidiana de los montes: sin tantos habitantes en los pueblos y sin necesidad de cortar leña para el uso de hogar los encinares, quejigares y robledales están disparados.

Para hacernos una mejor idea de lo que supone esta multiplicación de la superficie boscosa basta con fijarse en lo que los expertos denominan "pies mayores". Se trata de los ejemplares de gran tamaño, cuyo diámetro está entre 2,5 y 7,5 centímetros con una altura mayor a los 1,30 metros (por debajo de estas dimensiones se considera arbolado de regeneración). En este caso el cómputo en Burgos roza los 340 millones de árboles.

Es una cifra absolutamente espectacular que vuelve a situar a la provincia entre las de mayor masa forestal de España. En el tercer inventario, cuando todavía se contabilizaban 272 millones de pies mayores, solo quedó por debajo de Lérida, Huesca y Gerona. Ahora habrá que esperar a la actualización de estas provincias, que van más retrasadas en la elaboración de la cuarta entrega, para saber si el territorio burgalés ha podido colarse incluso en el podio nacional.

El crecimiento respecto a hace 12 años es notable, pero se convierte en algo mucho más llamativo si nos remontamos a hace medio siglo. Entonces solamente se contabilizaban 31 millones de pies mayores en Burgos, así que el dato se ha multiplicado por más de diez.

El bosque es cada vez más denso y con ejemplares cada vez mayores, pero ese mismo salto de calidad y de madurez puede apreciarse también en la biodiversidad, que se mide mediante el número medio de especies arbóreas y arbustivas presentes en estas superficies forestales. Javier María García, jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León en Burgos, subraya que "el IFN4 demuestra que la mayor parte de formaciones arboladas tienen en promedio más de 10 especies diferentes, entre especies arbóreas y arbustivas, por parcela", apunta García. "La mayor riqueza en especies arbóreas se da en los bosques húmedos del norte de la provincia y la mayor riqueza en arbustos en los más mediterráneos del sur".

Cuando hablamos de riqueza, además, no solo es en sentido figurado. El estudio adjudica una valoración económica de los servicios prestados por el medio forestal que "permite cuantificar, en términos monetarios, el incremento de bienestar que experimenta la sociedad gracias a los mismos", tal y como refleja el documento.

"Se determina el valor de los principales bienes y servicios que presta la naturaleza y que, sin embargo, habitualmente carecen de precio de mercado o cuyo precio refleja escasamente la función o servicio prestado, circunstancia que conduce al empleo de técnicas de economía ambiental para la definición de estos valores", afirman mientras subrayan que "los resultados ofrecidos por estas técnicas deben entenderse como un valor social, que cuantifica las preferencias de la sociedad en su conjunto, y en ningún caso como un valor venal de los recursos naturales".

Cálculo prudente. Además, "la metodología aplicada se ha diseñado asumiendo un enfoque de prudencia en la valoración, de tal forma que los resultados obtenidos deben interpretarse como el valor mínimo de los recursos naturales". ¿Y cuánto valen entonces los bosques de Burgos? Son un tesoro al que se le otorga un valor anual de casi 480 millones de euros. La inmensa mayoría corresponde a la provisión de agua, en tanto que las masas forestales son capaces de retener, filtrar y regular la aportación hidrológica mucho más que si las precipitaciones cayeran en un desierto o en una enorme superficie rocosa. A esta provisión se le adjudican 363 millones, mientras en segundo lugar, con más de 51, figura la captura de carbono de la que son capaces los árboles.

El control de la erosión, otro factor clave, supone 28 millones, la conservación de la diversidad está estimada en más de 24 y la producción de alimentos y materias primas, como la propia madera, aportan más de 9. El estudio refleja además dos aspectos curiosos vinculados a las masas forestales como son los servicios recreativos, con casi 1,7 millones anuales, y la caza deportiva de especies que viven en estos ecosistemas, que deja 1,37 millones.

Usos muy asentados. De nuevo es el jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León quien destaca que el actual Inventario Nacional refleja respecto al inmediatamente anterior cómo "la superficie forestal se ha mantenido prácticamente estable (solo se ha incrementado un 3%), lo que indica que en el medio rural burgalés, a diferencia de otras zonas del territorio nacional, las superficies de vocación agrícola y las de vocación forestal ocupan zonas asentadas y potencialmente adecuadas a esos usos".

El reparto de ambos usos no varía demasiado, "pero lo realmente destacable es que lo que ha mejorado apreciablemente es la calidad de esas superficies forestales, pues la parte arbolada ha aumentado desde el primer inventario más de un 70% en Burgos en detrimento de la superficie desarbolada, que ha disminuido en la misma cifra". En definitiva, un bosque más grande y mejor, pero que presenta el reto de gestionar sus riesgos.