Braimoh, la madurez de un trotamundos

C.P
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El ala-pívot del Hereda San Pablo vivirá su primera experiencia en España a los 31 años después de haber jugado en nueve países diferentes a lo largo de su carrera

Braimoh, la madurez de un trotamundos - Foto: Alberto Rodrigo

Suleiman Okhaifoede Braimoh es un trotamundos del baloncesto. A sus 31 años, ha jugado en nueve países diferentes, desde Estados Unidos hasta Nueva Zelanda pasando por Catar, México, Francia, Alemania, Rusia, Japón o Israel. Este verano ha aterrizado por primera vez en España de la mano del Hereda San Pablo y lo ha hecho en el momento de mayor madurez de su carrera. «Me di cuenta que era bueno a esto hace cinco años», cuenta medio en serio medio en risas. «Siempre he tenido talento, he sido atlético, pero es ahora cuando tengo la confianza de que sé cómo jugar al baloncesto. Mi cerebro se ha puesto al mismo nivel que mi cuerpo», añade el interior azulón.

La historia de Braimoh comienza en Benin City, una ciudad de cerca de un millón y medio de habitantes en el sur de Nigeria. Allí nació y vivió hasta los 11 años, cuando a su padre le surgió una oportunidad de trabajo en Nueva York. Corría el año 2001 cuando toda la familia, incluido Suleiman, cogió las maletas y puso rumbo a Estados Unidos. Por entonces, el hoy jugador azulón no había mostrado interés en el baloncesto, pero al cruzar el charco  comenzó a jugar en el colegio con 14 o 15 años. «Me gustaba, vi que mejoraba y los entrenadores que tuve creyeron en mí», recuerda. 

Sin embargo, el salto desde la liga universitaria al baloncesto profesional no fue fácil. «No tenía ofertas. Tuve solo una de España y por muy poco dinero.No recuerdo ni el nombre del equipo», comenta. No se vino abajo y trabajó duro para ganarse oportunidades. Encontró un hueco en la liga de desarrollo de la NBA con los Rio Grande Valley Vipersy, a partir de ahí, comenzó su periplo por el mundo. «He cogido mucha experiencia durante este tiempo», señala.

Estreno en España. Después de una década como profesional, llega al bicampeón de Europa desde el Hapoel de Jerusalén, algo que no sospechaba cuando se enfrentó a los burgaleses en la fase de grupos de la Champions o en laFinal Eight de Atenas: «Ya se intuía que era un gran equipo, aunque yo solo lo veía como un rival más por el título».

El ala-pívot africano se congratula de tener a Vítor Benite en su equipo en vez de sufrirlo en contra y asegura que no le supone una presión especial ser el reemplazo de Jasiel Rivero, quien brilló con luz propia en Burgos: «Somos jugadores distintos. Rivero es un magnífico jugador, lo sé porque he jugado contra él, pero yo soy Braimoh y no trato de hacer su juego, sino el mío. No tengo más presión por ocupar su puesto».

En cuanto a las expectativas que han generado los tres títulos conseguidos por el Hereda San Pablo la pasada temporada, Braimoh prefiere centrarse en el día a día y no mirar mucho más allá: «Mi objetivo esta temporada es ganar. Yo tengo una filosofía muy clara: si gana el equipo, todo el mundo gana. Insisto, mi trabajo es ayudar al club a ganar. Mi objetivo es salir al parqué y dar lo mejor de mí cada día. Partido a partido. Lo de las expectativas se lo dejo a los demás, ¿quién no quiere entrar en el play off o ganar un título?, pero no pienso más allá del día a día. Cuando he pensado en la Final Four o en hacer cábalas de ganar a uno u otro, luego he acabado perdiendo contra quien no debía».

De momento, la adaptación va por buen camino y se siente a gusto tanto en el club como en la ciudad: «Me recuerda a cuando jugué en Giessen (Alemania). Es una ciudad tranquila y me gusta». Hace buen balance de la pretemporada, aunque reconoce que necesita «tiempo para adaptarse al equipo, como siempre que llegas nuevo a un sitio». Dice que Zan Tabak no le ha pedido nada en especial y que su única misión debe ser dar lo máximo para entrar en el estilo que propone el entrenador: «He venido para traer energía, competitividad, experiencia, bloqueos, buena actitud... Solo quiero ser un buen compañero que ayude al equipo a ganar, así que estoy para todo lo que se necesite».

No le asusta llegar a la segunda mejor liga del mundo y derrocha confianza cuando se le pregunta si está listo para el reto. «¿Preparado? Yo nací preparado», apunta entre risas. «Me pongo un reto cada día para ayudar al equipo y cuando mire para atrás en verano sabré cómo ha sido el año. Hasta que no acabe el curso no sabré si este ha sido el mayor desafío de mi carrera, pero estoy listo para ello», concluye.