La diabetes en edad adulta ya afecta al 7,3% de los burgaleses

GADEA G. UBIERNA
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Sacyl publica por primera vez datos de afectados por el tipo 2 de esta enfermedad: 25.458 en Burgos. A estos habría que añadir quienes tienen la variante tipo 1, que se manifiesta en la infancia y adolescencia

La diabetes tipo 2 está muy asociada al envejecimiento y al desgaste del páncreas, que produce la insulina. - Foto: Valdivielso

La diabetes es una enfermedad crónica y al alza en todo el mundo, pero sobre la que no se podía hacer seguimiento concreto en el ámbito local por ausencia de información. Algo que ha cambiado ahora, cuando la Consejería de Sanidad ha publicado por primera vez datos reales sobre diagnosticados de la variante más frecuente de esta enfermedad, el tipo 2, que es la que se desarrolla en la edad adulta porque está asociada al envejecimiento y, en muchos casos, también a los hábitos de vida. Así, ya es posible especificar que, al menos, 25.458 burgaleses de entre 15 y 105 años tenían diagnosticada una diabetes tipo 2 a finales de diciembre del año pasado. Es decir, el 7,3% de la población burgalesa.

Es un porcentaje algo más bajo que el de toda Castilla y León (180.050 diagnosticados a finales de año, lo cual equivale al 7,8% de la población) y, también, aún insuficiente para evaluar al detalle hasta qué punto puede llegar a impactar esta enfermedad -caracterizada por el exceso de azúcar en sangre como consecuencia de una producción escasa o incorrecta de insulina- en el sistema de salud de la provincia. 

Por una parte, porque a esta cifra habría que añadir la de afectados por el tipo 1 de la patología, que aparece en la infancia y es menos frecuente. Por otra, porque los datos que ofrece Sacyl son específicos de personas con asistencia en la sanidad pública y no se incluyen los de la privada, pero, a juzgar por la última Encuesta Nacional de Salud y otros informes de ámbito estatal, la prevalencia entre usuarios de Sacyl sería extrapolable a toda la población. Y, por último, porque se sabe que hay muchas personas enfermas y todavía no diagnosticadas. «Alrededor del 20%», apunta el médico del centro de salud Los Comuneros y vicepresidente del Colegio de Médicos, José Herrero.

Este facultativo considera que hay que tomar con cierta cautela las estadísticas, porque pueden tener limitaciones o sesgos que impiden que puedan tomarse como una fotografía de la realidad y también la comparación con años previos para medir el aumento de afectados. Pero, en lo relativo a la diabetes del tipo 2, destaca que al estar asociada al envejecimiento, el alza es inevitable. «La diabetes es, en realidad, una mezcla de enfermedades. En la de tipo 2 hay un agotamiento del páncreas por el propio envejecimiento que provoca que haya más azúcar por déficit en la producción de insulina o porque no actúa como debería», dice, destacando que lo habitual es que aparezca pasados los 65 años.

Sin embargo, está variante también se vincula al sedentarismo y a un estilo de vida propio de países industrializados. «Y a esto habría que añadir otros factores como la clase social y la renta, así como otros genéticos [ver información adjunta abajo]», dice el facultativo.

Ante este abanico de causas que favorecen el aumento de la descompensación de la producción de insulina y azúcar en el organismo, el médico de Atención Primaria destaca que se ha hecho un esfuerzo por «afinar» el diagnóstico, que ya no se basa en una muestra puntual de los niveles de glucosa en sangre, sino que ahora se incluyen en los análisis otros parámetros que permiten determinar ese valor de azúcar en los tres meses previos al análisis. Y, así, se ha reducido el número de casos en los que se hablaba de 'prediabetes' para concluir, directamente, que ya hay enfermedad. «Se diagnostica mejor», remacha, insistiendo, no obstante, en el alto porcentaje de personas que aún ignoran que tienen una enfermedad y que es crónica.

El tratamiento, vital. La diabetes es una de esas enfermedades infravaloradas por frecuentes. Pero ese exceso de glucosa «daña a los vasos sanguíneos, que lo son todo» y, por tanto, además de estar asociada al riesgo cardiovascular, impacta en la vista, en los riñones, en la circulación periférica (es causa de amputaciones...) e incluso en el sistema nervioso.

«La diabetes es todo control. Si no se trata, tiene una mortalidad parecida al cáncer. Pero parece que, a veces, no se le da la importancia que tiene», concluye Herrero.