El 'bichólogo' que divulga en Instagram

S.F.L.
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El briviescano Enrique Hernández fomenta el interés por los animales y la protección del Medio Ambiente desde el perfil de 'TalkinBio'

Enrique Hernández es profesor de Biología y Geología en el instituto de Ayllón. - Foto: E.H.

Lo de coleccionar muñecos de todo tipo de animales no iba con Enrique Hernández. A él lo que realmente le motivaba era salir al campo y descubrir en directo la anatomía y el comportamiento de las diferentes especies que habitaban en la Bureba. Desde bien pequeño aprendió que, si marcaba el número 2 del mando de la televisión, aparecían todo tipo de bichos en la pantalla. Los documentales de Televisión Española, especialmente de los de Félix Rodríguez de la Fuente, impulsaron la afición de este briviescano por la naturaleza. Llegaba a aprendérselos de memoria y cuando los repetían se anticipaba a narrar lo que iba a suceder. Su familia, y en especial su tío Carmelo, facilitaron que el 'gusanillo' por querer descubrir los secretos del medio ambiente, su gran pasión, se incrementara por días.  

Su vocación por hablar de la vida natural que le rodea va más allá de las aulas en las que trabaja. En los últimos años, las redes sociales se han convertido en una herramienta muy poderosa, que usada de forma responsable, son útiles para fomentar el interés y gusto por la ciencia. Animado por su prima María crearon en Instagram el perfil de Talkinbio, una cuenta pública utilizada como plataforma para la divulgación científica desde un punto de vista informal, en la que aparecen fotos, vídeos y curiosidades sobre la naturaleza. Un proyecto que le anima a seguir investigando para después compartirlo con sus seguidores.

De vuelta al principio. Kike, como así le conocen en su tierra, se hizo mayor al mismo tiempo que crecía su interés por transmitir los conocimientos que poco a poco adquiría sobre la fauna y la protección del entorno. Cual polluelo, llegó el turno de abandonar el nido. 'Voló' hasta León para licenciarse en Biología. Cinco años de carrera más uno de máster «increíbles» en los que tuvo la oportunidad de conocer a gente muy diversa con la que experimentó un crecimiento exponencial, tanto en el ámbito académico como en el personal. Sin duda, una de las etapas «más enriquecedoras de mi vida de las que guardo un especial recuerdo de los profesores y amigos que me acompañaron hasta convertirme en el profesional que ahora soy», asegura con cariño. Biólogo de bota pero también de bata. Al burebano no le gustaba la idea de encasillarse en una rama de la ciencia ya que todo lo que rodea a esta disciplina le resulta demasiado interesante.

Con el objetivo claro de conseguir sus objetivos, con 16 años vistió un buzo de obra y trabajó como peón en la construcción. También ha ejercido de camarero, de dependiente y acabó por faenar en un aserradero mientras cursaba el máster que le habilitaba para llegar a ser profesor de secundaria. Ejercer en el terreno de la Biología, como en otros tantos, no resulta tarea sencilla. Si bien, eludió bien los obstáculos y logró desarrollarse profesionalmente en el sector de la educación y el medio ambiente. Uno de los empleos que mayor impactó en su carismática personalidad fue el de educador ambiental en el Molino de Butrera, las aulas de la naturaleza en las que semanalmente conocía a niños y adolescentes de todos los puntos de España dispuestos a descubrir la vida en el campo. «Las palabras de consideración y agradecimiento de mis alumnos me animaron a dar el salto a la docencia», declara.

Desde entonces no han cesado las ganas ni el interés por enseñar a las nuevas generaciones la importancia que tiene el ámbito que nos rodea y generar en ellos valores de concienciación y  responsabilidad por protegerlo. Actualmente forma parte de la plantilla de profesores del IES Sierra de Ayllón (Segovia) en el que disfruta «como un niño» impartiendo Biología y Geología a alumnos muy diversos, «todos únicos y con gran potencial para convertirse en lo que ellos más deseen».

En los últimos meses he colaborado con distintas entidades para el desarrollo de talleres ambientales dirigidos a un público muy diverso en Briviesca. Como el amor hacia la flora y la fauna no entiende de barreras, también coopera con el centro penitenciario de Burgos de la mano de su amiga Miriam, donde ha impartido varias jornadas dedicadas a la naturaleza «que le dan un toque distinto al día a día de sus residentes», añade.

Briviesca le 'tira'. También Salinillas, el pueblo en el que parte de sus correrías de la infancia las disfrutó y en el que a día de hoy mantienen un contacto muy directo con el medio natural. Pero a pesar de ese vínculo tiene ganas de descubrir todo lo que le rodea fuera. Siempre que las circunstancias se lo permitan, seguirá al lado de todo aquel que quiera promover el conocimiento y exprimir los encantos de la naturaleza.