Apocalipsis para descifrar el futuro

S.F.L.
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La Asociación Imágenes y Palabras de La Aldea del Portillo invita a artistas de todo el mundo a desarrollar obras en el albergue del Hacedor relacionadas con el deterioro del mundo rural

Dorien Jongsma pretende mostrar las obras que se desarrollen en los encuentros gastro-artísticos que organiza mensualmente. - Foto: IMÁGENES Y PALABRAS.

Javi y Aurora pasean por la Bureba y se preguntan sobre el pasado y el futuro de lo que les rodea. Ambos muestran preocupación. Conscientes de la dureza de la vida en los pueblos de la comarca, a que nadie quisiera volver, y observando con temor como el paisaje se va transformado en una fábrica de producción de alimentos, energía y ocio se cuestionan . «¿qué será de nuestros descendientes?».

La misma pregunta se hace día tras día Dorien Jongsma, presidenta de la Asociación Imágenes y Palabras de La Aldea del Portillo, que ha imaginado la historia de estos jóvenes para mostrar al mundo el cambio que su entorno está sufriendo. Por ello, invita a artistas nacionales e internacionales a participar en un debate que a pocos deja indiferente: ¿hacia donde se dirige el futuro del mundo rural?

Con el proyecto Apocalipsis rural se pretenden dar respuestas a las preguntas formuladas «a base de desarrollar obras alrededor de la contradicción permanente entre los avances tecnológicos, las necesidades del mundo urbano y del uso y valor de la tierra», expone la holandesa.

La agrupación ha difundido esta convocatoria en varias redes a nivel mundial y las respuestas artísticas a las preguntas que se hacen Javi y Aurora llegan de Nueva York, Lima, Oporto, Hamburgo, Zaragoza o Madrid. «Este interés internacional confirma nuevamente que la problemática existente en la Bureba trasciende a preguntas globales, de cómo organizamos el mundo, producimos nuestros alimentos o tratamos nuestro entorno», añade.

Con Apocalipsis rural los participantes expresarán a través de su mirada esa mutación. La variedad de las propuestas que de momento llegan hasta La Aldea muestra como todo está interrelacionado. «No solo hablamos del uso de las pesticidas en los campos de trigo, también sobre la propiedad de estas tierras, y si pertenece a hombres o a mujeres; o como el mito de la vida tranquila y segura en el medio rural persiste en la sociedad; o si cambiar cabras por molinos de viento es un trueque deseable; o como en la arquitectura de las edificaciones podemos leer la historia», manifiesta.

Las obras se desarrollarán en las instalaciones del albergue del Hacedor durante todo el verano, comenzando en junio y finalizando a mediados de septiembre. Con el fin de intensificar el diálogo entre los participantes, desde la Asociación intentarán que coincidan en el tiempo en La Aldea. «Aunque ello dependerá de la disponibilidad de cada uno, nos encantaría que convivieran como mínimo tres y como máximo cinco», declara Dorien, que recuerda que con este proyecto pretende incentivar la creación colectiva, no siendo sinónimo de conjunta. Igualmente, previa a su estancia, lanzará preguntas a los artistas seleccionados para escuchar sus respuestas antes de su llegada y repetirá las mismas durante su estancia, «para valorar el cambio de perspectiva según el lugar donde resides en cada momento», aclara.

Para la realización de las residencias, cuenta con una ayuda de la Fundación Caja de Burgos, que cubre parte de los gastos. El acuerdo entre la Asociación y los artistas se asemeja a un trueque. Brinda un espacio de trabajo, el uso de herramientas y materiales de los talleres y residencia en el albergue por un tiempo máximo de quince días, y los artistas tendrán la posibilidad de presentar su trabajo (en proceso o terminado) al público dentro de los encuentros gastro-artísticos que la agrupación organiza mensualmente.  

Selección. Durante esta próxima semana el jurado, compuesto por un representante de la Asociación, de Espacio Tangente, otro del territorio y un artista independiente, hará la selección de las propuestas que han llegado a La Aldea.