Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Redes

09/05/2022

Tiene 16 años, y desde hace tiempo triunfa en las redes sociales. Es una joven atractiva a la que determinadas marcas le regalan su ropa para que la exhiba por internet: unas cuantas fotos bien elegidas en diferentes planos son la clave del éxito. Tiene gimnasio gratis por el mismo procedimiento: ropa deportiva en el gimnasio con fotos y vídeos en distintos aparatos justifican la gratuidad del momento. Incluso está invitada a comer en algunos restaurantes prestigiando con su presencia esos establecimientos. Y un simple vídeo de su vida cotidiana puede recibir miles me gusta de todo el mundo, elevando su cotización a límites estratosféricos. Es el nuevo mundo de las redes sociales preñado de exhibicionismo y éxito.

Antes, los nuevos mundos se buscaban a través de grandes expediciones al estilo Magallanes, ahora no es necesario salir de casa, si tienes buena presencia, buen gusto y aciertas en el tiro, creas tu mundo virtual, lo pones en venta y te conviertes en un personaje de éxito. No hay que estudiar, ni ir a la Universidad, ni pasar malos ratos con estresantes exámenes de dudosa utilidad. Internet ha venido a facilitarnos la vida, a hacerla más llevadera, a viajar por el ilimitado universo de la globalización vendiendo nuestro producto sin exponernos con grandes inversiones. Aunque mucho me temo que la principal bondad de internet y su globalización asociada, ha sido convertir el planeta en un inmenso negocio. 

No soy anti-redes sociales, no es sensato ir contra la tecnología y el progreso, no vamos a volver a enviar cartas por el buzón de correos, pero se me antoja que es sano saber que los mundos virtuales no son suficiente sustitutivo de las relaciones humanas, que donde hay inteligencia nunca es artificial aunque la llamen así, que la calidad de vida es algo directamente relacionado con la calidad de nuestros vínculos humanos, y que la plenitud de la vida tiene mucho más que ver con esos vínculos que con el éxito virtual en las redes. 

Usemos las redes, son imparables, pero sabiendo que contienen trampas: la de sacarnos de la realidad haciendo creer que el mundo virtual es el real. Yo me siento más seguro conectando conmigo mismo que con mi avatar virtual.