Llano gana la batalla a las termitas

S.F.L.
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El tratamiento para erradicar la plaga ha dado su fruto en un año y las trampas solo se mantienen activas en 2 viviendas

David Martínez sujeta el trozo de una viga devorada por los insectos. - Foto: S.F.L.

Los resultados obtenidos del tratamiento contra la plaga de termitas que se adueñó de casi la mitad de los inmuebles de Llano de Bureba dan un respiro a los vecinos de la localidad. En algo menos de un año han logrado erradicar casi por completo a los insectos con cebos colocados estratégicamente tanto en el interior de las viviendas afectadas como en el exterior.

La humedad y la cercanía del municipio al arroyo de Fuentespino provocó que cantidad de edificaciones se convirtieran en caldo de cultivo para que estas invasoras se expandieran por todo el pueblo devorando toda la madera que se encontraban a su paso. Algunos propietarios ejecutaron en su día tratamientos contra las termes aunque todos ellos aseguran que «no sirvieron para nada».

La parte trasera de la casa de Juan Carlos quedó reducida a un montón de escombros en un abrir y cerrar de ojos. La madera de las vigas se convirtió en la dieta de los animales y acabaron por desvanecerse. David, otro residente, se encontraba en una situación similar. Su vivienda no corría el riesgo de venirse abajo al ser de nueva construcción y no tener una estructura de madera. Sin embargo, la cuadra en la que guarda herramienta presenta un estado muy deteriorado por culpa de los insectos.

Los peligros iban incrementándose con el paso del tiempo, por lo que el Ayuntamiento optó por contratar con el beneplácito de los vecinos los servicios de Innnodex,  una empresa tecnológica dedicada al estudio, diagnóstico y resolución de problemas de la madera, orientada específicamente al control de las patologías originadas por organismos xilófagos (termitas, carcomas y hongos de pudrición).

El tratamiento consiste en la colocación de cebos de un producto llamado termidar, que hace que los insectos no puedan sintetizar la quitina, por lo que no pueden mudar la cascara que envuelve su exoesqueleto, siguen comiendo y acaban por reventar. «Otras termitas se comen los cadáveres y eso provoca que el veneno se extienda dentro de la colonia», explica Juantxo Visa, técnico de la empresa. En un primer lugar realizaron un estudio para localizar los puntos afectados para tratarlos y, a partir de entonces, plantear una solución efectiva. «Ponemos el veneno en su boca, las engañamos con una sustancia de celulosa en polvo para que resulta más atractiva que la madera para ellas porque es más blanda», aclara.

El trabajo ha dado su fruto y a día de hoy tan solo meten 50 o 100 gramos de veneno mientras que durante los primeros meses dejaban medio kilo. En Llano colocaron 48 testigos (puntos de contacto donde atraen a los insectos) y 37 estaciones (puntos donde ya comen y ponen el veneno) y en la actualidad «solo tenemos las trampas activas en dos viviendas porque la plaga se ha reducido casi por completo. Es pronto para hablar porque la primavera es el momento de explosión de las termitas, pero podemos decir que la situación está más o menos controlada», asegura el especialista.

La duración de los trabajos se alargarán durante cuatro años más o menos aunque los resultados ya son visibles. Los residentes del pueblo participan activamente en las actuaciones y «han seguido todos los pasos que les comentamos para que el problema se solucione cuanto antes», sentencia.

 

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