Tradición olímpica

J.D.M.
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La Mancomunidad Encuentro de Caminos reivindica el deporte rural con partidas de bolo burgalés, tuta y rana. «La bolera es un patrimonio etnográfico de los pueblos», defiende Ismael Ruiz, alcalde de Rubena

La bolera de Rubena sacó sus bolos por primera vez en dos años para acoger la competición entre el equipo local, Cardeñuela y Villayerno. - Foto: Luis López Araico

Los orígenes del bolo burgalés se remontan al siglo XIV, o incluso antes, y se circunscriben a Burgos y su alfoz, en un radio de unos 30 kilómetros en torno a la ciudad donde se sigue practicando este juego con cierta asiduidad, dependiendo municipios. Rubena, por ejemplo, sacó ayer los bolos «por primera vez en los dos últimos años» y lo hizo para inaugurar las denominadas Olimpiadas Burgalesas Rurales, una iniciativa promovida por la Mancomunidad Encuentro de Caminos para reivindicar este deporte popular, la tuta y la rana, darles visibilidad y animar a las nuevas generaciones a practicarlos para que no caigan en el olvido. 

«La bolera es un patrimonio etnográfico de los pueblos», defiende Ismael Ruiz Martínez, alcalde de Rubena, que empezó a practicar este deporte «a los 12-13 años» («cuando nos dejaban los mayores», dice), apoya la conservación de este tipo de instalaciones como lugar de ocio y sociabilización y lamenta la decisión de algunos pueblos de transformar en plazas estos espacios. 

La del municipio en el que rige Ruiz se renovó hace unos años y ayer reunió a algo más de una veintena de personas, entre vecinos y jugadores de Rubena, Cardeñuela Riopico y Villayerno Morquillas, localidad invitada para la ocasión. Hoy por la mañana, Quintanapalla ha albergado la competición del juego de la rana y de la tuta y en Olmos de Atapuerca se ha celebrado por la tarde una demostración de otras modalidades de juego de bolos. 

El bolo burgalés tiene su técnica y no es fácil encontrar gente joven que lo practique. Actualmente en nuestra provincia hay dos campeonatos, organizados por la Diputación y por la Federación, que se disputan en la época de mejor tiempo, generalmente de mayo a septiembre. 

Las partidas son de cuatro juegos, a elegir entre pasabolo (con tres bolos), mano, castro mano, diabla y castro diabla (con seis o nueve bolos), y gana el que más puntos sume. Para jugarlo se necesita una bolera, unos bolos y unas bolas, estas de madera y que pesan «entre 7 y 11 kilos». «Las hay más pesadas y más ligeras, cada uno elige la que más le conviene según su manera de tirar», explica Ismael Ruiz, que se esfuerza en contar a un servidor la dinámica y entre explicaciones intercala apreciaciones del juego: «Cuando la tirada es buena, suena bien», dice. Tomo nota. 

Las Olimpiadas Burgalesas Rurales celebran este fin de semana su primera edición pero la Mancomunidad Encuentro de Caminos: Sierra de Atapuerca, Camino de Santiago y Vía Italia, que está integrada por los municipios de Atapuerca, Cardeñuela de Riopico, Fresno de Rodilla, Monasterio de Rodilla, Orbaneja de Riopico, Quintanapalla y Rubena, ha promovido esta iniciativa con vocación de continuidad y el objetivo de reunir en próximas fechas a más gente, a más pueblos, a más jóvenes y, sobre todo, con el propósito de que la tradición perdure.