La Ribera roza el lleno en Semana Santa gracias al enoturismo

L. NÚÑEZ
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Numerosas bodegas adscritas a la Denominación de Origen se preparan para unos días intensos de trabajo con visitas guiadas y catas de vinos. El tirón de la viticultura atrae cada vez más al público joven

Un grupo de enoturistas asiste a una visita y cata de vinos junto a los viñedos de Dominio de Cair, en La Aguilera. - Foto: DB

Cada vez son más las bodegas de Ribera del Duero que apuestan decididamente por el enoturismo. Especialmente durante las semanas en las que se lleva a cabo la vendimia. Pero también en otras épocas, como Semana Santa, periodo vacacional por excelencia. Tras dos años de parón obligado por la pandemia de coronavirus, el sector vitivinícola recupera prácticamente la normalidad y roza el lleno gracias al tirón que genera el mundo del vino tanto a nivel nacional como internacional.   

Varias bodegas constatan que se preparan para unos días de intenso trabajo con visitas guiadas y catas que ya están cubiertas, salvo contados huecos. Así sucede, por ejemplo, en Finca Torremilanos, cuya tradición vinícola se remonta a 1903. Habitualmente, muestran sus viñedos e instalaciones sábados y domingos en un único turno. Sin embargo, en Semana Santa también ofrecerán este servicio hoy jueves y mañana viernes y lo harán en tres turnos cada uno de los días. Las reservas, en su mayoría de ámbito nacional, podrán maridar los afamados caldos de Torremilanos con torrijas, además de visitar la tonelería propia de la bodega. 

En la misma línea se expresan desde El Lagar de Isilla. Jueves y domingo recibirán sendas visitas de grupos grandes, como los de antes del covid, que llegarán en un autobús promovido por Ribera del Duero. El resto de días, hasta el lunes, también están completos. «Se agradece después de todo lo vivido», dicen aliviados en el grupo, donde prevén «una buena Semana Santa». En ambos casos, el tirón del enoturismo se traduce en una elevada ocupación en sus respectivos hoteles. Prácticamente llenos. En buena parte por las mismas personas que, aparte de visitar las bodegas de la zona, suelen alargar su estancia en la Ribera del Duero entre dos y tres días para empaparse al máximo de todo lo relacionado con la viticultura.  

Y es que hasta la comarca llegan «buscando paz». Así lo indica Paula Madrigal, responsable de comunicación en Bodegas Hermanos Pérez Pascuas. En su caso, al ser una empresa familiar, han optado por abrir únicamente el sábado, pese a la multitud de solicitudes que han recibido. Acogerán a unas 70 personas, que podrán conocer cómo es su viñedo, la sala en la que descansan las barricas o la zona de etiquetado y embotellado. Después, llegará el turno de la cata de vinos. Un momento en el que los trabajadores de la bodega, en Pedrosa de Duero,  se vuelcan para que los clientes «se relajen y disfruten». Para ello, añade Madrigal, «disponemos de un amplio salón social, aunque nuestro pinar es un lujo». 

También en Dominio de Cair registran «muchísimo movimiento» gracias al enoturismo. La responsable del área, Noemí Moral, precisa que en Semana Santa suelen recibir a más público nacional y con un perfil «más lúdico» que en vendimia, cuando les visita gente más interesada por el mundo del vino. 

Abrirán su bodega, en La Aguilera, viernes y sábado con multitud de opciones: desde visitas guiadas con degustación, su wine bar o las catas directamente desde barrica, una fórmula que, según Moral, permite interactuar más con el enoturista. También dan la opción de realizar una visita en la que no se ve la bodega, algo que han impulsado pensando, sobre todo, en quienes ya han estado y quieren repetir, pero sin hacer lo mismo. En este caso, se empieza con un paseo por las viñas y cata en el propio viñedo, seguido de un picnic. 

Donde también están notando «bastante movimiento» es en Territorio Luthier, cuya gerente, Cristina Alonso, constata que «Ribera va ganando peso tanto por su cercanía a Madrid como por el prestigio que tiene como región vinícola». Tal es el interés que en Balbás ya suman reservas de cara al verano.  

«Buscan algo más». Testimonios unos y otros que comparte el presidente de la Ruta del Vino Ribera del Duero, Miguel Ángel Gayubo, quien destaca que «el turista, en la actualidad, busca algo más que procesiones y aquí lo está encontrando con la visita a bodegas».

A su juicio, se ha producido un cambio en cuanto a la percepción. Antes, la Semana Santa era una época ideal para conocer ciertas tradiciones. Ahora, considera que la prioridad es acercarse al mundo del vino y ya de paso ver procesiones y descubrir el patrimonio artístico. «Es una época fuerte. Todo está lleno. El enoturismo hace que muchas casas rurales se ocupen y eso que ha crecido mucho el número de alojamientos», subraya. Dentro de esta transformación, Gayubo también aplaude que cada vez más jóvenes, de 25 a 40 años, visitan la Ribera. «Las cosas se están haciendo bien», remata.