Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


Las metáforas de Borrell

25/10/2022

De los políticos españoles en activo Josep Borrell es, seguramente, el más influyente en el mundo. Su cargo de número 2 de la Comisión Europea con responsabilidades en materias de Defensa y de Relaciones Exteriores le coloca en el centro de la geopolítica. Para ello cuenta con preparación y experiencia como ningún otro de los políticos del momento. No ponderaré sus méritos académicos y políticos porque son notorios; también sus pasos en falso se conocen y forman parte de su experiencia. 

He tenido la oportunidad de escucharle en dos recientes intervenciones en foros españoles para apreciar además de su claridad expositiva (poco frecuente) la rotundidad de sus posiciones. A Borrell se le entiende, no usa la lengua de trapo tan habitual en política, que lleva a decir muchas palabras y la mayoría sin sentido. Con Borrell se puede estar de acuerdo o no, pero lo que dice tiene sentido y fundamento; ayuda a entender y a pensar. 

A algunos les han molestado sus metáforas, por ejemplo, la consideración de carnívoros y herbívoros relacionada con la actuación en la Guerra de Putin contra Ucrania. También han molestado sus palabras sobre el jardín (democracia) europea rodeada de jungla (autoritarismo) de alrededor. Utilizar metáforas que sacudan conciencias requiere inteligencia y conocimientos. Y Borrell es inteligente y sabe. 

En una de esas intervenciones, un catedrático español le interpeló en favor de un pacifismo y una beligerancia activa en Ucrania. O estamos con todo, o no estamos, sostenía el interpelante. Borrell no se fue por ramas, respondió con profundidad, exigió ir al más allá de ambas posiciones, a las consecuencias, y defendió la estrategia de Europa y de la OTAN con argumentos realistas. 

Las metáforas de Borrell pueden molestar, pero ayudan a entender. A este personaje hay que escucharle, es claro, tiene información y criterio, se arriesga y no escurre el bulto con buenas y vacías palabras. Está en la recta final de su carrera; le acusan de arrogante, pero más bien me parece persona con criterio nada propicio al pasteleo. 

Es exigente, consigo mismo y con los demás, y no es de los que se conforman con agradar, especie que abunda. Él prefiere asumir riesgos e ir al fondo de los temas. Incluidas metáforas.