Los colegios burgaleses comienzan la cuenta atrás para volver a abrir sus aulas después del verano. Este inicio de curso, que tendrá lugar el 9 de septiembre para los alumnos de Educación Infantil y Primaria y el 14 para los de Secundaria y Bachillerato, llega con la herencia de agosto de una tasa de inflación del 10,4%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Las familias afrontan una vuelta al cole caracterizada por la subida de precios en manuales, papelería, desplazamientos, uniformes o los servicios de comedor, y la Unión de Consumidores de Castilla y León ha calculado un desembolso de 779 euros si se opta por un centro público, y de hasta 2.208 euros si es privado. Por ello, los hogares tratarán de mantener el gasto mediante el ahorro, reciclaje y las ofertas.
El presidente de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (FAMPA), Francisco García, considera que el regreso a las aulas estará marcado por la inflación como «reflejo» de lo que ocurre en el resto de la sociedad. «Nosotros abogamos por lo que recoge la Constitución: una enseñanza gratuita de verdad», argumenta asegurando que llevan años reclamando que la Consejería financie los libros de texto y el material escolar. También proponen «la universalización del programa Releo Plus», que por ahora está dirigido exclusivamente a las familias con rentas más bajas.
Asimismo, el representante afirma que los padres siguen sin tener claras las medidas sanitarias en el transporte, y muestra su preocupación ante los cambios que acarreará la aplicación de la LOMLOE. En relación a la nueva ley educativa, critica el retraso de la Junta para aprobar los decretos que establecen los currículos. En el mes de agosto solo se han publicado borradores de la adaptación de contenidos, por lo que «los profesores han tenido que improvisar y elegir los libros sin saber muy bien si servirán».
Material más caro. Por otro lado, las librerías de la ciudad han actualizado sus precios para hacer frente a la inflación. «La subida de los libros de texto ha sido una auténtica barbaridad» comenta Lucía Alonso, responsable de Hijos de Santiago Rodríguez. Estima que el encarecimiento de los manuales ha sido de hasta 3 euros, cuando «normalmente de una temporada a otra era, como mucho, de 20 céntimos». Este incremento es más acusado en las etapas de Educación Primaria y Secundaria, «quizás porque son las obligatorias» razona Alonso.
Por otro lado, Jesús García, empleado de Amábar, incide en la subida del coste del papel, que ha repercutido tanto en editoriales como en cuadernos, fotocopias y folios. La librería Octavos se ha visto en la misma situación y ha optado por «ofrecer marcas blancas», según comenta su responsable Ana María García, que ha definido la campaña de este año como «caótica» por la falta de unidades de algunas ediciones, que atribuye a la «tardía llegada de información y cambios a las escuelas».
Los materiales escolares son indispensables y las familias no tienen otro remedio que adquirirlos, por eso las librerías han mantenido en líneas generales el mismo volumen de ventas que otras temporadas. Sin embargo, sus trabajadores comparten una queja por la «competencia desleal» de los colegios, que también ofertan libros de texto. Lucía Alonso lamenta que las editoriales «se salten el canal de las librerías» y que los centros educativos vendan los manuales a precio de costo, ya que es algo que ellos «no pueden permitirse». La responsable de Octavos se une a la protesta pidiendo «mayor consideración y reconocimiento por su labor durante el resto del curso».