La pandemia había privado a Burgos de vivir la San Silvestre Cidiana CaixaBank durante más de dos años. Una ausencia que se volvió eterna por momentos debido a las cancelaciones y los aplazamientos y que multiplicó las ganas tanto del público como de los más de 4.000 participantes que devolvieron ayer a las calles de la capital el ambiente que habitualmente se vive en Nochevieja, pero que esta vez coincidió con el carnaval. Una fecha propicia para que los disfraces fueran la tónica dominante en la cola de la carrera y una ocasión perfecta para que las categorías inferiores registraran más participación que de lo que se hubiera vivido en su fecha habitual, Nochevieja.

Aunque en esta ocasión no se animaron a sacar sus zapatillas de correr tantos papás noel, no fue nada extraño observar a los últimos participantes de la carrera cediendo la importancia competitiva para otorgársela a un espectáculo que el público siempre agradece. Especialmente emocionante fue ver la gran participación en las categorías inferiores, en la que más de un millar de inscritos superaron la cifra que estaba prevista para Nochevieja, que era de unos 800. Desde las 16.00 horas, los más pequeños recorrieron el circuito de una prueba que fue el mejor plan previo para la categoría absoluta.

Tras la edición virtual del 2020, ayer el evento no paralizó la ciudad a la escala que sí lo logra en su fecha habitual, donde en el último precedente se reunieron más de 10.000 corredores. Sin embargo, el ánimo de todos los participantes y los ánimos de todos los espectadores devolvieron el espíritu de una prueba que la ciudad de Burgos echaba demasiado en falta. Pablo Sánchez y Laura Segura cumplieron con su condición de favoritos y resultaron vencedores.