El Camino se encomienda al otoño

I.P.
-

Los albergues de peregrinos comienzan con excelentes expectativas septiembre después de un mes de julio flojo que dio paso a un agosto bueno, con un perfil de caminantes jóvenes, mayoritariamente españoles y centroeuropeos

Un peregrino caminando a buen ritmo a la altura del puente de Atapuerca. - Foto: Patricia

El mes de agosto ha devuelto a los peregrinos al Camino de Santiago, cuyos albergues a su paso por la provincia burgalesa han estado llenos en gran parte de su recorrido. Y eso que julio terminó flojo, reconocen los hospitaleros que se han insuflado de nuevos ánimos de cara a septiembre y con la mirada puesta, incluso, más allá, en el 2022 que seguirá siendo Año Santo Jacobeo, y cuando los propietarios de estas instalaciones creen que el Camino «explosionará», según la palabra utilizada por Ovidio Campo que ha estado este verano al pie del cañón recibiendo a los peregrinos en el antiguo hospital de San Antón en Castrojeriz, localidad en la que han estado abiertos todos los albergues con una buena ocupación, cercana casi a los tiempos antes de la pandemia, aunque también hay que tener en cuenta que el aforo en los mismos sigue limitado.

Campo reconoce que las tres primeras semanas de agosto ha habido peregrinos «para dar y tomar» tanto o más que un año ‘normal’, aunque también que el ritmo de llegadas descendió bastante al entrar en la última semana.

El veterano hospitalero constata, además, una situación que les ha parecido muy significativa, como es que el mes pasado la gran mayoría de peregrinos que ha pernoctado en San Antón tenían un perfil muy concreto: jóvenes españoles, italianos y franceses en su mayoría, lo que él llama «jóvenes de esterilla y tienda de campaña», que para Campo también supone una satisfacción al ver que el Camino atrae a este sector. En todo caso, a partir de la cuarta semana, reconoce, se está recuperando el peregrino tradicional, es decir, más entrado en años. También incide en que han pasado muchísimos ciclistas. 

Con el mismo optimismo afronta estos próximos meses Javier González, del albergue Rosalía, también en la villa castreña, que califica de flojo el mes de julio, pero que cifra en el mes de agosto una ocupación del 70% respecto a un año normal, que para la situación de pandemia se puede considerar muy bueno y prueba de que los peregrinos regresan a la ruta. De igual manera cree que en septiembre las expectativas son buenas, aunque no vaya a ser como en años anteriores, teniendo en cuenta, además que siguen las restricciones. En su caso, añade que ya tiene bastantes reservas para septiembre y octubre, entre ellas destaca un grupo de ciclistas que llega desde Colombia y otro de 20 coreanos; «las agencias empiezan a llamar ya», remata. y añade que «al margen del número lo importante es que puedan venir, porque eso nos da esperanza».

En cuanto a los peregrinos durante este verano los que han pasado por Rosalía han sido fundamentalmente franceses, italianos, alemanes y españoles. 

En otoño se espera que las nacionalidades que predominarán seguirán siendo las de Europa, añadiendo a las mencionadas Países Bajos, Irlanda o Noruega. Javier confía también en ir recuperando ya a los visitantes de EEUU, pero está pendiente de ver qué pasa con Oceanía y Asia. De cara a 2022, que sigue siendo Año Jacobeo, se cree que se recuperará la normalidad y que primarán mucho los grupos.

En Castrojeriz siguen esperando, por otra parte, la inauguración del nuevo albergue, junto a la colegiata Virgen del Manzano.

Hontanas, otra localidad que vive de cara al Camino, ha recuperado el pasado mes de agosto su pulso jacobeo. Marilena Rossi y Kieran Crichton son los dos jóvenes que este año se han estrenado en el albergue Fuentestrella y están encantados con la experiencia. Al igual que el resto de hospitaleros, reconocen que julio los peregrinos llegaban aunque no en exceso, pero que agosto ha supuesto el despertar de los caminantes. Marilena destaca que ese mes ha sido una locura, con el albergue lleno y no solo de peregrino, «sino muchos viajeros y turistas que paraban aquí». Septiembre es una incógnita para ella, aunque tiene algunas reservas, sobre todo españoles, franceses e italianos. Ha echado de menos a los ingleses, que no ha pasado ni uno, dice, aunque va llegando algún estadounidense, y sobre todo chilenos. Marilena tampoco se aventura de hacer un diagnóstico de cómo será el 2022 y recuerda que Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, estarán cerradas. 

En Santovenia de Oca suelen quejarse de que los peregrinos no pasan con la frecuencia de antaño, en parte por la falta de señalización del Camino. En todo caso, Elena Gutiérrez, que regenta el albergue municipal, que también es el único bar del pueblo, ha pasado el verano de menos a más. «En agosto se nos juntó todo, los peregrinos, turistas, los de Atapuerca... y he trabajado sin parar», explica, pero dejando claro que estamos hablando de tres semanas, y que a partir de entonces vuelve a estar bajo mínimos, uno, dos o ninguno, especifica. Ante esa situación actual, el optimismo que tiene de cara a septiembre, de momento, es más bien poco. Elena ha contabilizado muchos españoles y europeos de casi todos los países.

Por su parte, Inmaculada Tablado, que regenta el albergue de Hornillos, resume como «un verano a medio gas» los meses pasados fundamentalmente por las restricciones de aforos , pero en todo caso, afirma que no se queja, «porque todos los días hay flujo de gente», y su experiencia es que cada día van llegando más, por lo que las expectativas de cara a ese mes de septiembre y el otoño con buenas, «mejor que el año pasado». Inma añade que está en un grupo de whatsapp que aglutina a hospitaleros desde el mismo Saint Jean Pied de Port en Francia, desde donde cada semana les mandan el número de peregrinos que parte de allí, y son datos esperanzadores. 

Los hospitaleros burgaleses, en todo caso, están preocupados por la escasa publicidad que se da al Camino Francés en la meseta, y piden a las administraciones locales y a la Junta de Castilla y León campañas de apoyo.