Desde la Guerra Civil hasta 1963 el atletismo femenino estuvo prohibido en España. Entonces nació la primera selección femenina y ahí estaba una burgalesa, menuda pero corajuda, pionera en una época en la que muchas mujeres no veían mundo más allá de su casa. Velocista, fue campeona de España de 50 metros y logró tres récords nacionales. Los lectores más veteranos seguro que saben que hablo de Albina Gallo. 

Más de medio siglo después, Albina vuelve a hacer historia, a través de las piernas de su nieta, Lucía Carrillo, la nueva perla del atletismo patrio. Las primeras abuela y nieta medallistas en un campeonato de España absoluto de atletismo. Con 20 años recién cumplidos, más joven que la mayoría de sus rivales, Lucía se colgaba la plata en los 200 metros solo días después de ser campeona de 60 metros Sub-23. 

Hace poco tuve la suerte de conocerlas en una pista de atletismo, en Burgos, claro. Y si pocos amores hay más puros que los que unen a abuela y nieta, añadan la complicidad de compartir pasión. Albina siempre llora cuando ve correr a Lucía. Ayer, asegura, no sufrió, «la vi con rabia, machacaba el tartán. ¡Qué pisada!», cuenta orgullosa Albina, su mayor fan. ¿Quién estaba más contenta, abuela o nieta? Pongan una X. También en la sonrisa deslumbrante cuando hablan de atletismo, en la admiración con la que se miran. La abuela a la nieta, la nieta a la abuela. Sangre de su sangre. Su mismito carácter, «genio» lo llama la abuela. Un diamante en bruto Lucía que ya brilla, y ¡cómo brilla!

Como buena burgalesa, la abuela muestra tanto orgullo como prudencia, pero se le escapa la ilusión a borbotones «va para buena seguro». Y los ojos de ambas se iluminan porque por aquel camino que abrió Albina en los 60, tragando polvo en pistas de ceniza, transita ahora, pulverizando marcas, Lucía. Y es por Albina, y por todas aquellas primeras atletas por lo que hoy celebramos a Lucía, y a Eva ¡dos burgalesas en el podio!