Los expertos recomiendan: Diversificación y cualificación

H. J.
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La implantación de regadío, la formación de los trabajadores y la especialización deberían ser pilares de una mejor eficiencia

La alimentación también es uno de los grandes exportadores de la región, con un 14,7% del total de comercio exterior. - Foto: Tajes

Según el informe 'La Economía de la Comunidad Autónoma de Castilla y León: diagnóstico estratégico' elaborado hace  unos meses por Caixabank Research, Castilla y León es la cuarta comunidad autónoma donde más peso tuvo el empleo agrario en 2019, según datos de la EPA, con el 8% de todo el empleo agrícola de España, y un sector primario que aportó el 5% del VAB regional y el 8,5% de la renta agraria nacional en 201771.

Los sectores de semimanufacturas y alimentación son muy importantes para la economía castellanoleonesa, tanto en términos de exportaciones (21,5% y 14,7%, respectivamente) como de valor añadido bruto (la industria manufacturera representa el 16,3% y el total de la industria el 20,1%, mientras que la agricultura y ganadería representan el 3,4% del total). En este sentido, y siempre según los autores de este documento, «las políticas de desarrollo empresarial deberían poner el foco en mejorar la especialización de estos sectores, con el objetivo de ganar eficiencia en la diversificación de la actividad económica de la región».

Por otro lado, destaca también la infracualificación entre los trabajadores cualificados del sector primario, tanto en Castilla y León (64,3% de los ocupados del sector tiene una educación básica cuando sería necesaria una formación media) como en el conjunto del país (66,5%).

La agricultura y ganadería está entre las ramas que obtienen peores resultados en términos de productividad en comparación con la media nacional junto a las actividades profesionales, científicas y técnicas, el comercio y la construcción.

Considera el informe de Caixabank que es preciso seguir avanzando en la eficiencia del regadío. El riego por gravedad o a manta es el sistema más derrochador, que acapara un 30,9% de los metros cúbicos de las explotaciones agrarias castellanoleonesas en 2018, un porcentaje significativamente inferior al 80% que alcanzaba en 200. A la inversa, otros sistemas con un consumo más eficiente del agua se han incrementado notablemente. 

En términos cuantitativos, la agricultura castellanoleonesa no ha retrocedido en los últimos años, incluso incrementó ligeramente su superficie en un 0,3% entre 2004 y 2019, a diferencia de la caída del 3,6% del total en España. Esta resiliencia se debe en gran parte a los cultivos industriales y forrajeros, cuyo auge (con incrementos de su superficie en un 53,8% y 49,1%, respectivamente) compensó el retroceso de otros cultivos tradicionales como los cereales.