El convento lermeño del Carmen abrirá al turismo en abril

F. TRESPADERNE
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La UBU realizará un proyecto de experiencias en realidad virtual, mientras los propietarios acondicionan los jardines del monasterio y varias dependencias para funcionar en verano

La intención de la sociedad propietaria del complejo es poder acondicionar los jardines en breve, cuando deje de helar, para que estén en primavera. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

El plan de actuación establecido hace medio año por la sociedad Monasterio de Lerma para comenzar a poner en valor el Monasterio de la Madre de Dios de la Encarnación o del Carmen sigue sus pasos y, si se cumplen los plazos, abrirá sus puertas al turismo la próxima Semana Santa y, previsiblemente, en verano ya se podrán celebrar en él otro tipo de actividades, como por ejemplo celebraciones o espectáculos culturales, manifiestan desde esta sociedad, a la vez que reiteran que la prioridad es atender a las inversiones estrictamente necesarias para iniciar esas actividades.

Una de esas prioridades es acondicionar los jardines y zonas verdes de este inmenso recinto, una parcela de aproximadamente 13.000 metros cuadrados, rodeados de altos muros y con edificaciones que ocupan 3.000 metros, y lo que era una huerta que ocupaba 10.000. «La empresa que hemos contrato para los trabajos de jardinería está a la espera de que deje de helar para comenzar a sembrar el césped y realizar las plantaciones previstas», declaran desde la sociedad, a la vez que insisten en que «estamos dentro de los plazos para abrir en Semana Santa a las visitas y poder hacernos cargo de algunas celebraciones en el recinto, ya que sin publicitarnos hemos recibido una petición de información para celebrar una boda en junio», una fecha en la que los dueños confía en estar operativos al cien por cien.

Poco a poco, este grupo de seis empresarios que ha adquirido este monasterio que dejaron las carmelitas Descalzas hace poco más de cinco años, va dando paso para mejorar todas las dependencias y realizar trabajos de conservación de los inmuebles. En este sentido, recuerdan que ha solicitado autorización a Patrimonio para proceder a la limpieza de la fachada que da a la antigua carrtera N-I, «que se encuentra muy sucia precisamente por el intenso tráfico que ha soportado», matizan desde la sociedad propietaria, a la vez que indican que también ha pedido autorización para instalar una cocina en uno de los inmuebles del recinto. «Queremos ser respetuosos al máximo con este importante patrimonio de la villa y vamos a contar con el visto bueno de Patrimonio para cualquier intervención», afirman, recordando que ya tienen autorización para el uso cultural. 

Experiencia virtual y real. A las actuaciones programadas por los empresarios se ha sumado recientemente otra de la Universidad de Burgos que, dentro de una línea de ayudas de la Junta para la colaboración entre universidades y empresas, ha presentado una iniciativa para diseñar y poner en marcha un proyecto de experiencias en realidad virtual, es decir que los visitantes del monasterio puedan disfrutar (con gafas de visión en 3D) de una experiencia única y compartir el espacio con personajes virtuales, declara Mario Alaguero, uno de la decena de profesores de los departamentos de Historia, Geografía y Comunicación Audiovisual que participará en este proyecto.

Este equipo multidisciplinar, matiza Alaguero, en un par de meses tiene que «desarrollar el material para realizar visitar virtuales a un lugar que tiene mucho potencial, potencial que no lo tiene por el patrimonio construido sino por lo que fue y por la gente que lo habitó hasta hace cinco años, es decir el patrimonio inmaterial que vamos a intentar reconstruir».

Recrear diferentes escenas cotidianas de la comunidad religiosa que lo habitó es en lo que trabajarán este grupo de expertos de la UBU, como por ejemplo con las religiosas comiendo o rezando, «explicar como era ese monumento cuando estaba vivo y habitado», asegura Alaguero, quien confía en la experiencia del equipo universitario para tener listo el proyecto en abril, coincidiendo con la apertura del recinto a las visitas turísticas en las que se mostrará como era una comunidad de clausura. Será como un centro de interpretación de un monasterio de clausura, que es lo que ha sido y seguirá siendo, aunque sin religiosas físicas por sus pasillos, pero si virtuales gracias a este proyecto de la UBU.