Seguramente a muchos os sonará esta frase. No es mía, pero la hago mía desde que la conocí. A esa niña valiente de eterna sonrisa que me ganó el corazón y eso que solo la he conocido a través de redes sociales. Y no puedo pensar en otra cosa. 

El sarcoma de Ewing que padecía Elena es un cáncer agresivo que supone el 3 % de los tumores infantiles en España. Se diagnostican unos 25 casos al año y la tasa de supervivencia ronda solo el 70% en los mejores casos

El cáncer infantil es más incomprensible y nos genera una rabia añadida… ellos tienen toda la vida por delante. Y nos preguntamos por qué. Y es que mientras en adultos se relaciona con estilos de vida o factores ambientales, en niños y jóvenes puede deberse a causas genéticas y mutaciones. Conocerlas ayudaría al diagnóstico y tratamiento y a mejorar la supervivencia, especialmente en pacientes con metástasis y recaídas, que tienen mucho peor pronóstico. En el Instituto de Salud Carlos III han usado la tecnología de edición genética CRISPR con buenos resultados en un modelo celular de sarcoma de Ewing. Esta es una buena noticia, aunque queda mucho trabajo por hacer. Gracias a quienes hacen posible la evolución de las investigaciones.

Y gracias a ti Elena por regalarnos tu historia, tu vida.

Tu forma de sentir y afrontar las malas noticias, el cáncer, los ingresos, la incertidumbre ante pruebas y revisiones y los agresivos tratamientos, y los miedos. A morir. «El truco está en ser más fuertes que todos nuestros miedos. Hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo». Tu fuerza, tus ganas de seguir, de reír, bailar, cantar, ganar. El amor por cada detalle de la vida. Sin rendirte ante las dificultades. 

Esta generosidad al contar su historia le ha reportado el cariño de miles de personas. Por su sinceridad, por ser auténtica y también porque no ha querido dar pena. Porque te digo una cosa: la gente no quiere oír penas. Muchas veces ya estamos justitos de fuerzas para llevar nuestra vida y queremos escuchar y ver cosas bonitas. Y el dolor de los demás, duele también. Así que solemos alejarnos en cuanto podemos.

Ella ha querido saborear la vida. Vivir el presente. A pesar de que «cuando tienes cáncer parece que los malos momentos no vayan a pasarse nunca, seguir dando pasos hacia adelante. Porque la oscuridad no dura siempre. Y coleccionar pequeños momentos que se conviertan en algo muy grande en tu vida. Y rodearse de personas que te quieren y te comprenden. Y ser feliz en los lugares donde deberías estar triste. Paso a paso. Levantarse todas las veces y no cansarse nunca de estar empezando siempre. Y aunque tu vida no sea la fiesta que esperabas, nunca dejar de bailar». 
Y encontró la magia en su actitud y nos la regaló: «Mis ganas siempre van a ganar». «Yo ya he ganado, por todo el amor que tengo a mi lado».