Comienza fuerte el año por Aranda y la Ribereña. Fuerte por no decir convulso o alborotado, claro está, ya que apenas transcurrido mes y medio de 2023 ya hemos comenzado a vislumbrar en los medios de comunicación cómo diferentes actores y actrices de los partidos políticos nacionales han empezado a moverse para poder salir en la foto previa a las elecciones venideras.

Así, al denostado (y con razón), escenario habitual de la política municipal y sus enrevesados movimientos con decisiones extrañas (cosas que uno sinceramente no entenderá nunca), parecen querer unirse ahora diferentes personalidades llegadas desde fuera de nuestras fronteras para dar que hablar en los corrillos de la calle o las tertulias amargas de bar (que por estas tierras de Castilla, por desgracia, no pueden ser de otra manera). Es el caso de la socialista Virginia Barcones quien, delegada del Gobierno en Castilla y León en ristre, ha aprovechado su reciente visita a Fresnillo de las Dueñas para poner en duda el enésimo movimiento (por no decir abiertamente atentado), contra la línea férrea del tren Directo. Un proyecto que pretende levantar vías con la excusa de realizar mejoras para dejar el trayecto Burgos-Aranda como un simple ramal viario al polígono industrial Prado Marina.

Dice ella, muy digna, que desde el Gobierno "no se va a producir ninguna actuación que pueda comprometer el desarrollo que el Gobierno de España tiene programado para la red ferroviaria en Aranda". Claro. Lo único, señora Barcones, es que queda explicar abierta y sinceramente a los vecinos de esta tierra cuál es ese desarrollo que desde Madrid se tiene 'programado' para esta red. Lo digo, más que nada, porque de los 10 millones prometidos para impulsar la línea con la retirada de la bateadora del túnel de Somosierra, aún no sabemos nada. Como tampoco, y aprovecho la ocasión para recordarlo, sabemos nada de los tramos restantes de autovía A-11 por finalizar hacia el oeste. En fin, que creyentes los quiere Dios...