Artesa para la historia

R. PÉREZ BARREDO
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La profesora de Literatura Marisol Manjón va a llevar al aula la revista Artesa, que considera un artefacto espléndido para explicar la evolución de las vanguardias a lo largo del siglo XX

Marisol Manjón va a llevar los cuadernos de Artesa a sus clases de literatura. - Foto: Valdivielso

Hazte avión, poeta, clamó en su día el inolvidable e irrepetible Antonio L. Bouza, el padre de Artesa, aquella revista nacida al calor del viejo Miraflores de la Quinta que terminó convertida en referente de vanguardia pese a hacerse en un Burgos aún levítico y marcial. Mucho antes de que aquella legendaria publicación fuera entronizada con toda justicia por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua gracias a la donación que Bouza hizo de su fondo, una futura profesora de Literatura, fascinada por aquel artefacto increíble, realizó su tesis de licenciatura sobre Artesa y ya entonces (han pasado unas décadas) intuyó que su importancia podía trascender; que Artesa era un lujo maravilloso con el que podía explicarse a las mil maravillas parte de la historia de la Literatura del siglo XX.

Marisol Manjón, profesora del Diego Porcelos, siempre tuvo aquel runrún en la cabeza. Cuando supo hace unas semanas que el ILCyL ofrecía la posibilidad de que los centros educativos tuvieran acceso a los contenidos de aquella revista se le abrió el cielo. Y ya está manos a la obra para ser la primera en aprovechar ese filón. "Siempre había pensado en llevar Artesa al aula porque tiene un potencial terrible". Y lo explica con dotes docentes: "Siempre he tenido claro que Artesa se tenía que llevar al aula porque ofrece un enorme abanico de oportunidades para trabajar la historia de la literatura, y en concreto de la poesía, del siglo XX. Permite hacer un recorrido desde los años 20 hasta los años 70 fantásticamente", señala Manjón.

Llevarla al aula no era tarea fácil, pero con la herramienta que ha puesto a disposición de los centros el Instituto de la Lengua sí que es posible. Cierto que con el Aula Artesa el asunto empezó a ser posible, si bien mover una clase entera a la sede del Instituto tampoco resultaba sencillo. "Ahora, sin movernos del centro, podemos hacerlo. Y es un lujo, porque Artesa da mucho juego. Artesa surge en un contexto provincial, muy local, casi aún en posguerra. Y la suya fue una aventura increíble. Fue una portada de modernidad, una muestra de renovación literaria. Artesa explica la vanguardia del momento y también la anterior, donde está el origen, en el surrealismo, el dadaísmo, el cubismo...".

Marisol Manjón considera que aquel momento de ruptura que constituyó la irrupción de aquellas primeras vanguardias volvió con una fuerza inusitada años después. "Puede parecer inexplicable, pero no lo es. Artesa, y es algo que se ha obviado o pasado por alto, recoge el segundo momento de vanguardia que se produce tras la Segunda Guerra Mundial. Ese segundo momento de vanguardia corrió como la pólvora. Y había muchas ganas de recuperar lo artístico, la vida, la provocación. Por ejemplo, en España surge el Postismo -una aventura surrealista alucinante- y años después los llamados Novísimos. Esos movimientos surgen además en ámbitos más bien provincianos".

Explicar todo eso a partir de Artesa, sostiene Manjón, es mucho más sencillo que de otra manera. "Para explicar esa segunda vanguardia, espcialmente de los años 60, no hay mejor ejemplo que Artesa. Bouza fue un referente cultural que consiguió algo extraordinario, con una nómina de colaboradores increíble, en la que había varios premios Nobel. Ahí estuvo Cela, al que se dedicó un número por su condición de poeta. La aventura de Artesa es sensacional. Tuvo siempre Bouza ese proyecto clarísimo. Llevar Artesa al aula va a ser posible, y es un privilegio que no podemos desaprovechar", subraya Manjón, que es profesora de Literatura en el Diego Porcelos.