La triste situación que atraviesa la familia de Concepción por su muerte se aviva todavía más por los obstáculos con los que se toparon antes de su enterramiento. La oniense dejó claro años atrás su deseo de que su cuerpo no se incinerara tras la muerte. Sin embargo, la «negativa de tierra que recibimos por parte de la iglesia» generó un cambio de planes a última hora. «A lo largo de su vida entregó donativos para el mantenimiento del templo y formó parte del coro parroquial, pero tras su pérdida nos encontramos con que no había espacio libre para ella», relatan con pena los familiares.

En el momento en el que ya lo daban todo por perdido y antes de tomar una decisión «que iba en contra de nuestros deseos y por supuesto de los de la fallecida, una buena amiga nos cedió su nicho para evitar la incineración, un gesto que jamás olvidaremos», exponen emocionados. El generoso detalle de la vecina impidió que se cometiera un acto forzado pero, «¿qué ocurrirá si dentro de poco tiempo muere alguien con los mismos deseos?», se preguntan los familiares.

Rafael, yerno de la finada, manifestó a través de las redes sociales lo ocurrido y abrió un debate en el que algunas personas han participado. También propuso en su perfil, tanto al Ayuntamiento como al párroco, la celebración de una reunión esta tarde en el Hogar del Jubilado de la villa con el fin de que ambas partes «manifestaran las posibles soluciones y explicaran la situación del cementerio, pero no he recibido respuesta». Asimismo, lanzó una propuesta de concentración hoy a las 19.30 horas en la plaza «para obligar a que el Ayuntamiento y la parroquia lleguen a un acuerdo y hagan un comunicado en el que se comprometan a cumplir una solución», explica. «Tampoco he recibido apoyo, por lo que he dado un paso atrás», lamenta.