En una de las gradas de El Plantío, una cuadrilla de aficionados del Athletic Club lucía una pancarta en la que un león se comía a 11 corderitos blanquinegros. Era la Nochevieja de 1972 y el conjunto rojiblanco de Iribar, Villar, Uriarte y compañía visitaba al colista de Primera División con la confianza desbordada del que se sabe favorito. Pero ya se sabe que en tierra ajena la vaca cuerna al buey y los vizcaínos se llevaron un correctivo que no solo sorprendió al puñado de seguidores visitantes desplazados, sino a los miles de hinchas locales  que se reunieron a las orillas del Arlanzón. Fue una goleada para el recuerdo (5-1) de la que se cumplen ya 50 años.

Aquella tarde se vivió la esencia de El Plantío en estado puro. El campo embarrado por la nieve que había caído por la mañana, un frío seco y las gradas prácticamente llenas. Hubo goles, rifirrafes y una expulsión. No faltó de nada.  El fútbol de antes, el de los tipos duros en el césped y señores con puros humeantes en las gradas.

 El Burgos CF venía de seis partidos sin ganar y cuatro sin marcar. En la prensa de la época, escribían de lo «alarmante» que era la falta de gol del equipo, último clasificado de Primera. Sin embargo, también se hablaba de sus buenas actuaciones sin premio ante el Atlético de Madrid de Luis Aragonés (0-1) y el Barcelona (0-0).

(Más infomación, recuerdos de los protagonistas e imágenes, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)