La explosión primaveral pone en guardia a los alérgicos

H.J.
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El fin de semana del 10 de mayo se alcanzaron niveles de polen que no se registraban desde el verano pasado, aunque el cambio de tiempo los mantuvo a la baja durante unos cuantos días

Tras muchas semanas confinados, los síntomas han empezado a notarse a raíz de los primeros paseos al aire libre. - Foto: VALDIVIELSO

La primavera llegó silenciosa, mientras nadie podía admirarla, y cuando se permitieron los paseos hace una semana los burgaleses descubrieron que sus parques, sus jardines y sus campos circundantes habían cambiado radicalmente.
Las lluvias del mes de abril y las temperaturas suaves, cuando no directamente veraniegas, han provocado una explosión de la naturaleza que para la gran mayoría será un disfrute pero que para los alérgicos se convierte en una amenaza. Llevaban dos meses en casa, a salvo de pólenes, pero ahora se enfrentan a los espacios abiertos. Y ya lo están empezando a notar.

La jefa de Alergología del Hospital Universitario de Burgos, Sonsoles Juste Picón, explica cómo desde primeros de mayo la estación de medición de Burgos capital empezó a detectar valores de polen de gramíneas en el entorno de los 13 o 14 granos por metro cúbico, unas cifras todavía modestas e inferiores a las de ciudades situadas más al sur (Madrid superó los 180 y Cáceres rondó los 250) pero muy por encima de las semanas anteriores. 
De hecho, el sábado día 10 se alcanzó un pico puntual de 103 (bajó rápidamente a 31 en las siguientes 24 horas), algo que no tiene precedentes desde junio del año pasado, según los datos que figuran en la web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.

"El nivel de polen de gramíneas viene marcado por las lluvias del invierno, el pasado fue muy seco pero este es todo lo contrario, y tras unos meses muy lluviosos las gramíneas estén muy densas y altas", relata Juste. "Esto conlleva que la previsión del nivel de polen es bastante más alta que la de 2019, aunque teniendo en cuenta que nuestra climatología es extrema". 
Se refiere la doctora a que un cambio radical de tiempo como el que vivió la capital la semana pasada permita frenar radicalmente los niveles. El agua y la caída de temperaturas son determinantes, pero "habrá que esperar a ver cómo vuelve a subir progresivamente" en la segunda quincena de este mes, cuando los termómetros se recuperen y el ambiente se seque, algo en lo que la capital suele ir por detrás de otras zonas de la provincia más templadas como Aranda y Miranda.

Así las cosas, y a la espera de ese repunte en los niveles de polen, los condicionantes de la crisis sanitaria del coronavirus también han afectado a la consulta de Alergología, como ocurre con todas las demás. Cambia la forma de trabajar, pero los pacientes siguen en seguimiento. La jefa del servicio recuerda que "los pacientes que estén diagnosticados deben tener la medicación a mano y para ello pueden contactar con sus médicos para que les habiliten la receta electrónica a través de sus tarjetas".

Consejos para la consulta. Los alergólogos contactarán por teléfono con todos los que deban pasar primera consulta o revisiones con una semana de antelación sobre la fecha en la que tuvieran la cita. 

Con algunos bastará con una charla telefónica, pero apunta Sonsoles Juste que "para aquellos a los que pidamos venir debemos apuntar las siguientes recomendaciones: tomarse la temperatura y si hay fiebre no acudir, llevar mascarilla y si puede ser guantes, guardar la distancia de seguridad que ya está marcada en los asientos de la consulta, venir sin acompañantes salvo que se trate de una persona dependiente o un menor de edad, sin pulseras, relojes, collares o pendientes y a la hora exacta que se les dice, ni por delante ni por detrás para evitar que se junten los pacientes".

Sin confusión con el coronavirus. La coincidencia de este año con una enfermedad respiratoria mucho más grave ha llegado a inquietar a quienes padecen alergia y cada mes de mayo se enfrentan a sus incómodos síntomas, pero la doctora Juste subraya que "los síntomas de coronavirus y de alergia no tienen mucho que ver". Esta última no da fiebre ni provoca tos seca, aunque sí puede dar una tos más ligera o moquillo. Tampoco hay pérdida de olfato ni de sabor ni aparición de diarreas, algo que sí se ha observado entre quienes sufren los efectos de la pandemia. 

"Quien es alérgico sabe reconocer bien sus propios síntomas", subraya la jefa de Alergología, "porque los pacientes en general están muy bien educados en su tratamiento". Respecto a esto último, destaca que nadie debe dejar de tomar la medicación que tenga pautada y recuerda que las consultas nunca han dejado de funcionar aunque se haya suspendido la asistencia presencial. Además, y frente al temor por posibles infecciones de COVID-19, destaca que "el alérgico no ha tenido ni más incidencia ni más gravedad" en caso de haber contraído el virus.