La reactivación del comercio internacional, más presente en estos tiempos de pandemia si cabe, afronta estos días un importante contratiempo.La voracidad de muchos países por importar y exportar productos está provocando una situación insólita: faltan contenedores para transportar las mercancías.«Siempre ha habido carencia de forma puntual, pero el propio equilibrio terminaba por cuadrar», apunta GonzaloAnsótegui, gerente de la Aduana.El problema ahora radica en que la carga para comerciar se ha disparado y que las empresas de fabricación de vagones no están sabiendo dar respuesta a la enorme demanda.

Esto provoca que uno de los dos trenes que parte todas las semanas desde el PuertoSeco de Villafría a Bilbao no vaya a poder operar este miércoles.En la jornada del lunes sí pudo hacerlo, ya que se completó una disposición repleta de neumáticos y botellas de vino con destino en el ReinoUnido vía marítima. «Hay mucho más movimiento de mercancías y su precio se ha disparado», apunta Ansótegui, que admite que esta falta, que espera sea puntual, repercutirá en los costes de la logística y por ende del producto con el que se comercia. Por poner un ejemplo: un contenedor de 40 pies, una de las medidas estandarizadas para el transporte de mercancía, costaba hace unos meses alrededor de los 2.000 dólares. Ese precio ha llegado actualmente a multiplicarse por cinco o seis.Confía el gerente de Cetabsa en que las fábricas especializadas en contenedores puedan empezar a producir a todo ritmo para paliar este problema.

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