Adiós con orgullo

J.D.M.
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HEMEROTECA | Anoche se cumplieron diez años de la derrota del Mirandés en las semifinales de la Copa del Rey ante el Athletic (6-2). Tras una brillantísima trayectoria, los rojillos se despedían con honor en San Mamés

Pablo Infante, con el balón, sobre el césped de San Mamés, donde la afición celebraba el pase de su equipo a la final de la Copa del Rey. - Foto: Valdivielso

El Athletic acabó con el sueño copero del Mirandés en una noche en la que Fernando Llorente, con un doblete, demostró su gran estado de forma para meter a los leones en la trigesimosexta final de su historia y dejar a los jabatos con las ganas tras una brillantísima trayectoria en la competición del KO.

El 1-2 de la ida en Anduva mantenía viva la esperanza mirandesista de obrar el milagro en una Catedral a rebosar, pero la pegada del equipo dirigido por Marcelo Bielsa acabó en apenas tres minutos con las ilusiones de la afición y de los jugadores rojillos. Muniain -en el 11'- y Susaeta -tres después- dejaban prácticamente sentenciado el encuentro y la eliminatoria; y en la segunda mitad, Llorente certificaba el pase del Athletic a la final (6-2).

Nauzet; Raúl García, Aitor Blanco, César Caneda, Garmendia; Martins, Mikel Iribas, Lambarri, Mujika, Alain Arroyo y Pablo Infante integraron aquel 7 de febrero de 2012 el once inicial de Carlos Pouso que saltó al viejo San Mamés, mientras que Nacho Garro, Borrell y Antxon Muneta pisaron el césped en la segunda mitad. Enfrente, un Athletic repleto de grandes futbolistas como Iraola, Javi Martínez, Ander Herrera, Fernando Llorente, Iker Muniain, De Marcos o Susaeta, que alcanzaron las finales de la Copa del Rey y de la Europa League pero acabaron cediendo ante el FC Barcelona y el Atlético de Madrid, respectivamente. 

Miranda no olvida aquella gesta de su equipo, que sorprendentemente repitió hazaña ocho temporadas después, en la 2019-2020. Entonces su verdugo fue la Real Sociedad de Mikel Merino, Odegaard, Januzaj, Oyarzabal, Willian José o Isak. Un equipo txuri urdin que apeó a los rojillos de su competición fetiche y acabó levantando el título en el derbi vasco contra el Athletic.