Qué razón tenía Bob Dylan cuando cantaba en estado de gracia aquello de que los tiempos están cambiando, que no debemos criticar lo que no entendemos y que abramos bien los ojos porque el viejo orden languidece. Dylan nos arengaba desde su voz gangosa con un claro mensaje : descubre las señales de un tiempo nuevo y síguelas si quieres avanzar. Porque es cierto que en cualquier recodo del camino encontramos signos de renovación. Por ejemplo, ese Superman que, según ha anunciado la editorial, será bisexual en la nueva serie del cómic, sin que ello afecte a sus poderes y su carisma. Toda una revisión del discurso tradicional de la masculinidad y de esos superhéroes que son la admiración de millones de chavales. Ahora todos ellos, cualquiera que sea su orientación sexual o su modo de estar en el mundo, podrán llevar su disfraz o encarnar su figura con naturalidad y sin complejos. Nuevos tiempos y sin duda tiempos mejores, porque diversifican los rígidos estereotipos de género que manejamos y los ajustan a la pluralidad de la que estamos hechos. 
También las princesas andan trastocando el final feliz de los cuentos de hadas con el que las mujeres hemos soñado durante siglos. El otro día leí que la heredera del trono de los Países Bajos ha recibido la aprobación del Parlamento para, si lo desea, poder casarse con otra mujer, en estricta equiparación de derechos con sus súbditos. Aplaudo la noticia, no solo porque rompe el monopolio del (inexistente) príncipe azul, sino porque trata a la futura monarca como una ciudadana más. A ver si cunde el ejemplo por estos lares, donde todavía se respira cierto tufo feudal y alguna ley propia del medievo. En eso los tiempos han cambiado poco. 
Y sigo invocando a Bob Dylan para justificar que a mis años me meta a columnista y que le robe a Sabina, no el mes de Abril, como cabría suponer, sino el descarado verso de que Esta Boca es Mía como título de mi columna. Vuelvo a la palabra, que ha sido mi oficio, con el fin de seguir aprendiendo porque, como dice el maestro, el viejo camino envejece muy rápido. Aquí estaremos, tratando de avanzar.