Visibilizar la profesión y denunciar el intrusismo han sido dos de los objetivos de las segundas jornadas sobre educación social que se celebraron ayer en la UBU. Durante la sesión, se abordaron las salidas profesionales de los titulados, de las que habló el profesor Rafael Calvo de León, quien reivindicó pidió la incorporación de estos profesionales a los equipos técnicos de servicios sociales dentro de la administración pública.

«Las instituciones privadas están apostando por los educadores sociales, ya sean asociaciones, federaciones o fundaciones  privadas, pero para la administración pública seguimos siendo un poco imperceptibles y prácticamente no cuentan con ellos para sus programas y sus recursos», señaló. El objetivo, añadió, es que los centros educativos y las instituciones saquen y cubran las plazas con estos perfiles y «no de educador familiar, animador comunitario o cualquier otro».

La Universidad de Burgos implantó esta titulación hace 23 años y de sus aulas han salido en torno a 1.400 graduados. Por este motivo, ha querido celebrar esta actividad para realizar un diagnóstico de la situación actual del colectivo y analizar cuáles son los retos del futuro.