Los burebanos esperaban con ansia la llegada del lunes, día en que la totalidad de la provincia burgalesa pasa a la fase 1 del plan de desescalada. Sin embargo, la alegría de muchos y la incredulidad de otros se palpó el viernes en las calles de Briviesca cuando los vecinos se fueron enterando de que desde ese preciso momento los habitantes de los municipios de menos de 10.000 habitantes podían pasear y hacer ejercicio al aire libre sin franjas horarias ni límite de un progenitor por niños y abrir terrazas, bares y mercadillos, aún estando en la fase 0 -como es el caso de la Zona Básica de Salud de Briviesca- o 1.

La noticia cogió por sorpresa a toda la ciudadanía -incluidos los políticos- y pronto se difundió. El alcalde de la localidad, Álvaro Morales, comenzó entonces a gestionar con su equipo todos los asuntos relacionados con la apertura de los negocios de hostelería porque varios empresarios anunciaron la apertura para sábado y domingo.

Actualmente, los bares y restaurantes eran los únicos negocios que permanecían con la verja echada en la capital burebana y muchos propietarios no veían el momento de iniciar la actividad.

En el instante en que Arturo, propietario del bar Octopus -que cuenta con una ubicación privilegiada en la Plaza Mayor-  fue conocedor de la información, se presentó en su local dispuesto a ponerlo a punto.

Así, desde la mañana del sábado, los briviescanos han gozado del servicio de veladores al 50% de su aforo y del interior al 40%. «La cocina ya está en marcha y daremos comidas y cenas en las 22 mesas que hemos instalado», exponía el hostelero.

Raquel, del 2 sin 3, confiesa que se agobió cuando se enteró de la sorpresa. «Tengo mucha ilusión de la reapertura después de dos meses y medio en casa. He medido a la perfección toda la zona del interior del bar para colocar las mesas y sillas permitidas», manifestaba el viernes. No obstante, otros no podrán volver a la actividad los próximos días dado que la orden del Gobierno ha sido súbita y no ha dado tiempo al sector a completar los preparativos necesarios en materia de trabajadores y proveedores. «Esta semana nos ha llegado todo de golpe, la posibilidad de salir de paseo sin franjas horarias y ahora lo de los bares. Sin olvidar del tiempo veraniego que nos acompaña», declara Tito, un vecino de la capital burebana.

La primicia coincidió además con la vuelta del mercado de frutas de Briviesca. Aunque solo acudieron dos puestos, la Plaza Santa María congregó a decenas de personas que guardaron cola para adquirir planta para los huertos y hortalizas para consumo propio, salvaguardando en todo momento la distancia de seguridad marcada. Según los vendedores, había gente esperando desde las 8:30 de la mañana y el recibimiento por parte de briviescanos y burebanos no pudo ser mejor. «No hemos parado de atender desde que hemos sacado el género», afirman desde Hortalizas y Plantas Urruchi.

El sentimiento de satisfacción se contagió el viernes entre los residentes de la ciudad, que comentaban el avance en comercios y calles. Algunos locales que decidieron no abrir con cita previa, ya lo han hecho. Elena, de moda Chardy,  se alegra del movimiento de gente que se aprecia y asegura que por el momento, «las ventas no van mal». La nueva normalidad cada vez está más cerca pero «no hay que perder la guardia», declara Jiao-Ye, propietaria de dos bazares chinos. «Solo hemos abierto uno de momento, parece que la gente tiene ganas de salir y comprar, pero hay que ir poco a poco», añade. 

Se retoma el servicio de biblioteca. La Fase 1 traerá importantes medidas de desescalada en Briviesca y algunos de los servicios municipales retomarán su funcionalidad. Otros tendrán que esperar.

Biblioteca. A partir del lunes los briviescanos tendrán la posibilidad de realizar préstamos y devoluciones en horario de 10 a 14 horas.

Polideportivo. El Ayuntamiento no baraja la opción de abrirlo próximamente.

Piscinas. Pese a que se desconozca si se pondrán en marcha, la cuota de temporada no se pasará por el momento.

Una caña fresca para sobrellevar estos calores. Los onienses se adelantaron a muchos burebanos y desde este viernes disfrutan de la anhelada tradición de alternar durante el mediodía y la tarde. El Rincón del Convento y el Dulcipay fueron los únicos establecimientos de la villa condal que extendieron sus terrazas.

Las altas temperaturas que se registraron durante toda la jornada animaron a la gente a reunirse en ambos locales. Verónica, la propietaria del Rincón, con una sonrisa que podía apreciarse incluso con la mascarilla puesta, asegura que «nunca había tirado las cañas con tanta ilusión como ayer». El público respondió con ganas y respetó las normas establecidas, al igual que los horarios.