La gran cantidad de infracciones que el radar móvil de la Policía Local está detectando, especialmente en 'zonas 30', es la prueba de que a los conductores burgaleses les está costando acostumbrarse a las nuevas velocidades. Pero no solo al usuario medio de un vehículo, sino también a los profesionales. Porque los autobuses urbanos no se libran de la precisión del Veloláser. Ya han sido varios los chóferes que han tenido que rascarse el bolsillo para saldar una multa por rebasar los límites en horas de trabajo. En lo que va de año, según datos facilitados por el cuerpo municipal, han sido tres.
El radar 'cazó' a dos autobuses del Servicio Municipal en las llamadas 'zonas 30'. En concreto, el 21 de marzo en el Paseo de las Fuentecillas y el 8 de abril en Francisco Salinas. El primero circulaba a 36 kilómetros por hora y el segundo a 37. Además, el 23 de febrero otro conductor fue sorprendido superando los 50 km/h de la avenida Caja Círculo. De hecho, viajaba a 62 km/h.
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