La ciudad cuenta con cientos de locales que se construyeron en los bajos de los bloques de viviendas para destinarlos a un uso comercial o a oficinas pero con el paso del tiempo se han quedado sin uso y en muchos casos de sus fachadas cuelgan carteles de ‘se vende’ o ‘se alquila’. El cambio de hábitos de los consumidores que se inclinan por las grandes superficies con mayor abanico horario y facilidad de aparcamiento en detrimento del comercio de barrio o la compra por internet han terminado hacer que estos locales a pie de calle pierdan interés. 

La posibilidad de cambiar de uso hizo que muchos se convirtieran en trasteros (una moda que continúa) y luego en merenderos urbanos (hay una veintena) pero ahora sus dueños han optado por transformarlos en viviendas. Desde 2019 el área de Licencias empezó a recibir peticiones, un total de 8 ese año, pero en 2020 aumentaron hasta llegar a 44 y en lo que llevamos de año ya se ha alcanzado la veintena (datos hasta la semana pasada). Suman ya 72. 

De modo que el fenómeno continúa avanzando y en cada Comisión de Licencias se registran peticiones de conversión de locales en viviendas por todos los barrios de la ciudad. Por ejemplo, en la zona sur (calles Santa Dorotea, Legión Española, Hermano Rafael, Las Casillas, Barrio Gimeno), en el centro (avenida de Reyes Católicos, avenida del Cid, Diego Luis de San Vitores, Antonio Machado, San Juan, Clunia, Francisco Salinas, Padre Flórez, Aparicio y Ruiz), Gamonal-Capiscol (calle Vitoria, Antonio García Martín) o en el G-3 (Marqués de Berlanga).

(Más información en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)