Comenzó en Roncesvalles el 26 de septiembre y ayer llegó a Burgos. El 18 de octubre pondrá el punto y final a su aventura en Santiago de Compostela, pero su meta va mucho más allá. El Camino de Joseba Alzueta lo marca su solidaridad con el pueblo saharaui, que a través de cada uno de esos 758 kilómetros de recorrido intentará ayudar visibilizando a esa población que ha caído en el olvido.
Corriendo y con una mascarilla negra en la que se podía leer ‘Sahrawi Lives Matter’ (en referencia al reto de concienciar de que la vida de estas personas importa y nombre de la campaña) alcanzaba Alzueta la plaza del Rey San Fernando pasadas las doce del mediodía. Allí le esperaba un gran recibimiento entre aplausos, banderas y pancartas en apoyo a la causa. ‘Sáhara libre’, ‘Por la autodeterminación y la independencia’ o ‘No a la violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental’, algunos de los mensajes que se podían leer.
A su espalda también cargaba con una mochila que simbolizaba «la carga del pueblo saharaui frente a Marruecos» que soporta desde hace 45 años. De esta forma, mostraba a la ciudadanía esa necesidad por el ansiado referéndum y clamando contra la injusticia que están viviendo. En cuanto a la respuesta que ha obtenido se encuentra «bastante sorprendido» por la buena acogida que ha tenido, también a través de los medios de comunicación.
«Fue una reflexión que tuve durante el confinamiento y quería ayudar a gente que ha caído en el olvido», desarrolla, un tema con el que ha estado muy vinculado desde pequeño gracias a sus padres, que siempre han estado muy concienciados y recuerda cómo traían niños. Con la intención de hacer algo más por ellos, el navarro unió el hecho de realizar el Camino de Santiago, que ya lo tenía pendiente desde hace algún tiempo, con hacer una campaña de crowdfunding con la Asociación de Trabajadores y Técnicos sin Frontera (ATTsF), que lleva más de 15 años aportando soluciones de perfil técnico a la crisis que se vive en los campamentos de refugiados.
Entre quienes le recibieron ayer se encontraba Mohamed Labat, delegado saharaui de Castilla y León, que se mostraba especialmente agradecido por la bonita iniciativa y el «mensaje solidario, humanitario y muy claro» que transmitía. Aprovechó también para hacer un llamamiento a las instituciones castellanoleonesas puesto que se atraviesa un momento complicado donde «los campamentos carecen de medios y sobre todo hay una emergencia sanitaria y también alimentaria».
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