La Asociación de Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER) confía en que 2022 sea el año en el que puedan recuperar los actos públicos de calle tras el paro impuesto por la pandemia y, también, el punto de inflexión en la oferta de servicios propios a los usuarios. La clave para conseguir este último objetivo está en el local que el Ayuntamiento va a cederles en la Barriada de la Inmaculada, según se comentó ayer en la asamblea general de socios, que se celebró en el HUBU y aprobó las cuentas para este ejercicio. En principio, el presupuesto rondará los 80.000 euros.

El presidente de ALCER Burgos, Antonio Ortiz, así como otros integrantes de la junta directiva y la coordinadora, Marimar Sainz, explicaron que todavía no han visto con calma el local que les ofrece el Ayuntamiento, un bajo de más de cien metros, pero explicaron que ya están dando vueltas a las posibilidades que ofrece. «No hay nada decidido», subrayaron, pero todos coincidieron en que les gustaría que la amplitud de espacio -principal problema ahora- permitiera contar de nuevo con una nutricionista. «Querríamos poder contratarla directamente, en lugar de que sea un servicio externo, porque creemos que es la principal demanda de los socios», añadieron, especificando que, antes de dar el paso, hay que hacer números.

La idea es mantener abiertas las instalaciones de Juan de Padilla, por lo que contar con dos locales conlleva un incremento de los gastos fijos (luz y teléfono) que se debe estudiar con detalle. Además de que el local de la Inmaculada podría necesitar algún arreglo que debería amortizarse en los cuatro años de cesión (con posibilidad de prórroga por otros cuatro). Como mucho, serán ocho años de cesión.

En cuanto a los actos públicos, destacaron que quieren empezar con la agenda el 10 de marzo, que se celebra el Día del Riñón. Prevén organizar actividades divulgativas de calle y también en competiciones deportivas, además de un almuerzo de socios.