Los párrocos de los templos de San Antonio Abad, San Amaro y El Pilar llevan días con cierta preocupación. Los robos se han sucedido en las últimas semanas en la zona oeste de la ciudad, sobre todo en horario de apertura de las iglesias, lo que ha causado un gran perjuicio a la comunidad de feligreses. Los hechos han sido puestos en conocimiento de la Policía Nacional, que ya se ha hecho cargo de la investigación para encontrar a los responsables de estos delitos. Por su parte, los sacerdotes han decidido cerrar las parroquias en horas en las que no haya culto.

Y es que el último de los robos, el de la Iglesia de San Antonio Abad, se produjo entre las cinco y las siete de la tarde del lunes, según estima el párroco. Uno o varios ladrones entraron hasta el altar mayor, forzaron el sagrario y se llevaron dos cálices. Algo similar ocurrió unos días antes en la ermita de San Amaro, aunque en esa ocasión sustrajeron el luminario de velas para poder quedarse con la recaudación.

El tercero de los robos en la zona oeste de la ciudad, también en los últimos días, se quedó en intentona. Bien es cierto que la idea de los delincuentes era materializarlo con fuerza, pues forzaron la puerta de hierro de la entrada. Por suerte, no lo consiguieron, pero sí que generaron más inquietud de lo habitual entre los feligreses.

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